Diario de León

El ébola se traslada a los tribunales con una denuncia de quince médicos

La jueza exige a La Paz la lista de los trabajadores en contacto con los enfermos .

Representantes de CSIF, durante la rueda de prensa.

Representantes de CSIF, durante la rueda de prensa.

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D. Roldán | Madrid
León

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La crisis del ébola está desapareciendo de Instituto de Salud Carlos III para trasladarse hasta la madrileña plaza de Castilla, donde ha comenzado la batalla legal. Quince médicos del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario La Paz han dado el primer paso al presentar una denuncia contra su centro de trabajo. Consideran que no se han cumplido las medidas de seguridad necesarias para un caso epidemiológico como el de Teresa Romero.

Para determinar quiénes son los responsables, la juez ha solicitado los datos de «médicos, enfermeras y auxiliares de enfermería que estuvieron en contacto con el virus» y toda la documentación de las «medidas adoptadas para garantizar la seguridad del personal y la formación proporcionada, así como los asistentes a los cursos de formación».

Además, los quince demandantes solicitan a la Inspección de Trabajo que remita las actas o los informes instruidos en relación a estos hechos, ya que consideran que se pudo cometer un delito contra la Salud Pública y otro contra la seguridad de los trabajadores.

Al mismo tiempo, el Ministerio Fiscal ha detenido su investigación y ha remitido sus pesquisas al juzgado. Seguramente haga lo mismo con las dos denuncias que ha presentado el sindicato CSI-F contra los directores gerentes del Servicio de Urgencias Médicas de Madrid (Summa) y del hospital Carlos III —dependiente de La Paz— por sendos delitos contra la salud de los trabajadores, tipificado en el artículo 316 del Código Penal, además de otros incumplimientos de la normativa sobre prevención de riesgos laborales y biológicos y de los protocolos sanitarios que también se han denunciado ante Inspección de Trabajo.

Las quejas

La denuncia al 112 madrileño se centra en el primer traslado al hospital de Teresa Romero. El texto presentado por el sindicato detalla que a las 6.15 horas del 6 de octubre, el Centro Coordinador de Urgencias (CCU) recibe la llamada de la técnica sanitaria, quien asegura que tienen 38,3 grados de fiebre y que ha estado trabajando con el misionero Manuel García Viejo, fallecido por ébola el 25 de septiembre. El CCU se pone en contacto con la Dirección General de Salud Pública, dependiente del Ministerio, e indica que la auxiliar sea tratada como «una fiebre inespecífica más».

La Unidad de Atención Domiciliaria, una ambulancia normal, acude a la casa de Romero y Javier Limón en Alcorcón. El médico que la atiende se percata de que además de la fiebre, que no cruza el umbral de los 38,6 grados, detecta unos sarpullidos o petequias, que pueden ser compatibles con una enfermedad hemorrágica compatible con el ébola.

El profesional sanitario comunica sus hallazgos al CCU. Y no pasa nada. «No llaman a Salud Pública porque ya habían llamado antes», aseguró Fernando Hontangas, responsable de acción sindical de Sanidad Madrid, que es el argumento que se ofrece desde Urgencias.

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