Virgen con derechos de autor

La Hermandad de la Macarena de Sevilla ha decidido cortar de raíz cualquier uso no autorizado de la imagen de la Virgen, una de las que arrastra más devoción dentro y fuera de España y símbolo extraoficial de la ciudad. Como si una artista o futbolista de carne y hueso se tratara, ha decidido proteger ante el Registro de la Propiedad Intelectual el elemento más reconocible de la escultura: su cara. A partir de ahora, nadie podrá reproducir su rostro, ni el del Cristo de la Sentencia.

Las razones de esta decisión, según explica Rafael Jiménez, el letrado del despacho Fernández Palacios Abogados que ha llevado el proceso, hay que buscarlas en las polémicas que se producían cada vez que la cara de la Macarena era empleada con algún propósito satírico o irónico, con encendidas reacciones por parte de los ofendidos devotos, pero también en su aspecto económico. Y es que no son pocas las reproducciones, ya sea de fotografías o imágenes, que utilizan el conocido y reconocible rostro de la Virgen como reclamo.

Hasta ahora la hermandad tenía ya registrados varios activos de su patrimonio, desde la propia denominación de Esperanza Macarena (año 1984) hasta la imagen completa de la Virgen, algo que hizo en 1992. Pero el problema surgía porque el rostro, el elemento más reconocible, apenas suponía el 10% del total de la imagen, lo que en la práctica suponía que cualquiera pudiera usarlo sin sufrir ninguna reclamación ante los tribunales. Así pasó, recuerda Jiménez, hace menos de un año cuando una firma de camisetas reprodujo la portada del disco de Madonna Like a Virgin pero cambiando el rostro de la cantante por el de la Virgen andaluza.

Más allá del elemento subjetivo, el registro del rostro de la Macarena, tanto de frente como de perfil para evitar ninguna suspicacia, tiene también un componente económico, ya que se evita que nadie que no sea la hermandad pueda enriquecerse con la difusión de la cara de la virgen. Así, se ha registrado en categorías como cartelería, deuvedés, servicios religiosos, metales y metales preciosos, las más usuales, aunque el letrado entiende que «por notoriedad» se podría extender al resto de las 45 categorías en las que se puede registrar propiedad intelectual.