Diario de León
Publicado por
JUAN CARLOS FERNÁNDEZ MENES
León

Creado:

Actualizado:

Liturgia dominical

Este domingo nos presenta a Jesús como Rey de la Historia y no lanza a acoger su Mensaje encarnado en su propia vida: ser modelo para todo hombre que pisa este mundo. Él nos enseña que lo esencial en su reino es la fraternidad. El criterio más visible para saber en qué lado estamos es ver lo que hacemos con los maltratados, los pobres, los excluidos, y no como limosna, sino como ejercicio de justicia. En el Reino de Jesús se entra por la práctica.

Jesús nos habla del día final y sus palabras resultan sorprendentes: seremos juzgados por el amor o su contrario. Hambre, pobreza, enfermedad, injusticia son otros tantos retos a nuestra responsabilidad. Mientras persistan en el mundo, nadie es inocente. Tampoco las estructuras económicas y políticas que sustentamos con nuestro voto o nuestra abstención. Jesús nos dice de qué se nos juzgará el último día, el día del Señor, y así nos enseña cómo hemos de ser hoy. No sabemos cómo será aquel momento, pero sí sabemos cómo juzga el Señor. Eso es lo que debemos tener presente. Y actuar en consecuencia.

La exclusión de la felicidad del Reino -ahora y después- no nos viene tanto de lo que hacemos mal cuanto de lo que dejamos de hacer, es decir, de no hacer nada para que mejore el mundo. Lo que dejamos de hacer es lo que nos aleja de Jesús. Por eso es necesario que -reconociéndonos pecadores- nos aprestemos a seguir su camino. Quizás no nos demos cuenta, pero así construimos el Reino y hacemos camino -nosotros y los demás- hacia la gran fiesta de Dios que cada Eucaristía anuncia y expresa.

Así como el evangelio nos anticipa el final, la Eucaristía nos anticipa el gozo del fin, para que nos animemos y esforcemos por alcanzarlo. Una sola mesa, la del Señor, para todos, sin excluidos. Un solo y mismo pan para todos, no sólo el pan eucarístico, sino también el de los bienes de la tierra. Una sola copa, que es la sangre de Cristo, y el gozo de la fraternidad. Por eso, no podemos quedarnos solo en palabras y buenas intenciones. Y tampoco podemos conformarnos con la comunión sacramental. Hace falta la fraternidad universal. Que esa es la voluntad de Dios. Y ese es el verdadero Reinado de Dios. Reino de verdad y de vida, de santidad y de gracia, de justicia, de amor y de paz. Regalo y tarea.

tracking