10.000 'chuscos' para celebrar las Candelas en Cacabelos

«Ninguna modista hace el vestido igual, y en las panaderías sucede los mismo». Quien realiza esta categórica afirmación es el propietario de una de las panaderías de Cacabelos que en los últimos días han tenido que hacer horas extra para hacer frente a la carga de pedidos de figuras de pan para celebrar hoy el día de las Candelas, y que prefiere guardar el secreto del éxito de sus ‘chuscos’.

Según los cálculos de los panaderos cacabelenses, más de 10.000 bollos han salido de sus hornos en las últimas jornadas. «Y no todos van a llegar al día de hoy para ser bendecidos». Ése, el de la bendición —prevista paras las 17.00 horas de este lunes en la Santuario de las Angustias— será el momento culmen de un proceso totalmente artesanal. «Se suele atribuir a la bendición el hecho de que el pan aguante todo el año sin estropearse, pero el secreto está en la masa y en la forma de elaboración: una harina especial de gran calidad, agua, la justa, y muy poca levadura. Y todo, desde el amasado a la elaboración de figuras, realizado a mano», señala Pablo Nieto, uno de los panaderos más veteranos de la villa del Cúa.

Palomas, trenzas, caracolas, cuernos —la más demandada por los clientes— o de piña son las formas más habituales de estos bollos. Figuras elaboradas y adaptadas a los tiempos actuales, que en nada se asemejan a los simples trozos de pan que los cacabelenses en el pasado portaban para su bendición, para, a continuación, reservar un trozo en un lugar destacado de la casa —para asegurarse la bendición del hogar durante todo el año—, y repartir el resto entre todos los integrantes de la familia, animales incluidos, como salvaguarda de su salud.

«El pan está muy presente en la tradición judeo-cristiana. Y hoy, que es el día de la presentación de la Virgen en el Templo, es tradición recibirla con la bendición de pan o velas, que luego se utilizan a lo largo del año en momentos en los que alguien cae enfermo o encenderlas cuando hay una tormenta», señala el párroco de Cacabelos, Jesús Álvarez.

Una tradición que ha traspasado fronteras, ya que el reparto de panes benditos «suele extenderse generosamente hacia familiares que residen tanto en otras zonas de España como en el extranjero», asegura Nieto.