Casi dos millones de españoles padecen depresión y la mitad no recibe tratamiento

Casi una de cada veinte personas en España padece una depresión. Y la sufren ellos, sus familiares y en cierta medida toda la sociedad. Los médicos estiman que en 2013 hubo 1.868.000 casos, y que va en aumento. Menos de la mitad, dicen, recibe tratamiento. Aseguran que es un problema de salud pública, y que no recibe la atención que merece. En la actualidad es el tercer motivo de discapacidad y las proyecciones apuntan a que, en quince años, será el primero.

«Es una enfermedad mental con un grave impacto sobre los que la padecen y su entorno, pero también con una incidencia social y laboral», explicó Miquel Roca, presidente de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, en una rueda de prensa ayer en Madrid. En la actualidad, dijo, entre un 4 y un 5% de la población «sufre un cuadro depresivo», y se estima que una de cada diez personas lo tendrá en algún momento de su vida. Sobre todo mujeres, recalcó Roca. De cada cuatro casos, tres los viven ellas —justo al revés que los suicidios—. La depresión, aseguró, suele aparecer en personas de entre 30 y 40 años —«el momento de más productividad y rendimiento laboral»-, causa de media un mes de baja y produce una pérdida de capacidad laboral del 10%.

Mal diagnosticada

Según los psiquiatras, hace falta organizar una respuesta contra esta enfermedad. Aunque los retos, explicaron, son tanto médicos como sociales. Está muy estigmatizada, no se diagnostica lo suficiente, no siempre se trata —y cuando se hace, a veces no se hace bien-, afirmaron. También, recordaron, es la principal causa de suicidios.

«Está trivializada», explicó Jerónimo Sáiz, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Ramón y Cajal (Madrid). «Por cualquier momento de pena o bajón, es normal que alguien diga que está depre». Y aunque afirmó que el síntoma clave es la tristeza, aseguró que «én la depresión es diferente porque no es reactiva». No responde a estímulos; los motivos de alegría no la apaciguan. «Para los que la sufren, todo se torna de una tonalidad negativa, se cargan de culpa y no dejan de hacerse reproches. Se vuelven incapaces de hacer nada», explicó. Y por lo general, en su entorno encuentran incomprensión. «Existe un estigma caduco que acusa al que sufre depresión de persona débil, que no hace lo que debe para ponerse bien».

«Es una enfermedad compleja, consecuencia de la interacción de factores biológicos, sociales y psicológicos», afirmó Miquel Bernardo, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica. Y aunque cada vez se sabe más, recalcó, todavía no se ha trasladado la nueva información a mejores estrategias sanitarias. «Los tratamientos están demostrando su efectividad», explicó. El catálogo de estrategias terapéuticas, dijo, son cada vez mayores, pero hace falta ponerlos a disposición de todas las personas con cuadro depresivo. Se calcula que entre el 50 y el 60% del total no lo reciben. «Hay resistencia a ser tratados por estigma, de que a mucha gente no se le diagnostica, y a una falta de adherencia», afirmó Miquel Roca.