EL ABANICO
Derechos
N o podía haber elegido mejor momento Patricia Arquette para reivindicar el derecho de las mujeres a cobrar lo mismo que los hombres que la gran noche de los Oscar. De ahí el entusiasmo de Meryl Streep que lo celebró aplaudiéndola con entusiasmo, al igual que el resto de sus compañeros y compañeras de profesión. Señal de que están equivocados quiénes consideran que la fiesta del cine no es lugar para reivindicaciones.
Y digo yo, qué mejor altavoz para protestar que una gala que se ve en todo el mundo, por todo tipo de personas. Es fundamental alertar a la sociedad de lo importante que es que se hable de estos y otros problemas comunes en lugares de gran resonancia mediática.
Vivimos una época en la que es necesario levantar la voz para que la gente, el público que acude a ver sus películas, sepan que a igual trabajo diferente salario. Recuerdo una frase premonitoria de la académica Carmen Iglesias: «Estamos confundidas si creemos que ya lo hemos conseguido todo, porque siempre puede haber una vuelta atrás». Ya se ha producido ese momento tan temido por Carmen Iglesias, que algunos justifican como daños colaterales de la crisis y otros como necesarios para que la economía vaya como un tiro. Gentes entre las que se encuentran políticos, empresarios, directivos, jueces que, consideran que nada hay más incómodo que una mujer leída, que una mujer con criterio propio.
Y sin embargo, tengo la sensación de que somos las propias mujeres las que nos hemos relajado nuestra lucha por la igualdad. Patricia Arquette no solo reivindico el derecho a cobrar lo mismo, también insistió en la situación de precariedad en la que se encuentran las madres solteras, donde se da el mayor porcentaje de niños que viven o rozan la pobreza. Un mundo que conoce bien porque ella también lo fue. De ahí su lucha en un país que donde no es oro todo lo que reluce, y donde las desigualdades están a la vista de todos, la más sangrante de todas la imposibilidad de conseguir una sanidad pública universal.