CINE
Trampolín cinematográfico
Salzburgo celebra los 50 años del rodaje de la mítica película musical ‘Sonrisas y lágrimas», que le dio fama mundial con sus cinco Óscar
La mítica película musical Sonrisas y lágrimas (The Sound of Music) cumple medio siglo de éxito la próxima semana y la ciudad austríaca de Salzburgo invita a recorrer sus bellos escenarios naturales. El 2 de marzo de 1965 se estrenó en Estados Unidos el filme dirigido por Robert Wise y protagonizado por Julie Andrews, que iba a ganar cinco premios Óscar y convertirse en el largometraje musical más visto de la historia del cine.
La cinta se basa en la historia real de la novicia Maria Augusta Kutschera (1905-1987), que en el período de entreguerras fue enviada como institutriz de los siete hijos del viudo barón austríaco Georg von Trapp, con quien luego se casó.
En 1938, la familia se vio forzada a abandonar el país alpino huyendo de los nazis porque el barón se negó a entrar en la Marina del Tercer Reich y a rendir culto al dictador nazi Adolf Hitler.
Cuna de Wolfgang Amadeus Mozart y situada en la alpina región de Salzburgo, la ciudad austríaca del mismo nombre, donde se rodó la mayor parte de la película, es conocida por su célebre festival de música, ópera y teatro, así como por su gran belleza.
Hoy, medio siglo más tarde, la mayoría de los turistas extranjeros llegan a la ciudad austríaca para ver los escenarios originales de la película, explicó Birgit Wszelka, portavoz de la Oficina de Turismo de Salzburgo.
Son sobre todo los turistas de Norteamérica y Sudamérica pero también Asia los que se apuntan a las giras turísticas tras las huellas de María von Trapp y visitan los escenarios donde Julie Andrews y Christopher Plummer cantaron y bailaron.
«Con ultramar queremos decir Estados Unidos, todo el continente americano, Asia y Australia. Calculamos que el 90 % de estos viajeros vienen (a Salzburgo) en primer lugar por la película», precisó la portavoz.
Curiosamente, mientras medio mundo tararea desde hace 50 años las canciones de la novicia María, el barón y sus siete hijos, los salzburgueses y, en general, los austríacos, no se han enterado. «Todavía hoy son pocos (en Austria) los que han visto la película», aseguró la portavoz de la oficina de turismo regional.
Austria tardó años en darse cuenta de que la obra de Wise dio a conocer el país en todo el planeta y fue en la década de 1980 cuando se comenzó a comercializar el fenómeno de masa para el turismo.