Aficionado a las armas y entre «normal» y «rarito»
A las puertas del Jaume Fuster, había opiniones para todos los gustos a la hora de describir al presunto agresor, Max P., un adolescente de 13 años que, a diferencia de lo que suele ocurrir en estos casos, tiene un círculo de amistades más o menos normal y, por lo que contaron sus compañeros, no tenía problemas para relacionarse. Eso sí, algunos lo calificaron de «rarito». Le gusta vestir al estilo paramilitar, va con la cabeza rapada, con capucha y le apasiona todo lo que tiene que ver con el mundo de las armas y la violencia. «Un friki de las armas», coincidieron en la definición algunos de sus compañeros.
Les contaba, de hecho, que tiene un arsenal en casa (ballesta, cuchillos, un martillo y pólvora para fabricar bombas, además de material para cócteles molotov).
Una calavera en llamas es su perfil en Facebook y está suscrito a dos series de extrema violencia. Hincha del Atlético de Madrid (de Arda Turán), seguidor de Valentino Rossi, del heavy metal, del punk y del dj. David Guetta, también le apasionan los videojuegos de lucha libre americana.
Un profesor del centro puso el contrapunto y relató, en cualquier caso, que es un «chico muy amable» y que «nunca faltaba a las clases».