Cerrar

La difteria vuelve a la vida del médico que diagnosticó el caso de Olot

La detectó gracias a la experiencia de su abuelo, que perdió a dos de sus hermanos.

Publicado por
C. Reino | Barcelona
León

Creado:

Actualizado:

Casi como un guiño del destino, la difteria ha vuelto a cruzarse en la vida de Stephan Scheneider. Él fue el médico que le diagnosticó la enfermedad a Pau, el niño de Olot de 6 años, que permanece ingresado en estado crítico desde hace semana y media. La patología llevaba casi tres décadas erradicada de España y por tanto casi ningún profesional se había enfrentado a ella. Lo que ayudó a Schneider, médico de origen alemán, fue la experiencia de su abuelo. Le contó que, de pequeño, había padecido la enfermedad y que dos de sus cuatro hermanos habían perdido la vida por su culpa. Además, como consecuencia de la epidemia de difteria que asoló Alemania a finales del siglo XIX, su abuelo tuvo problemas de corazón de por vida, lo que le impidió crecer con normalidad. «Perdió a sus dos hermanas y él quedó gravemente afectado en el corazón y eso le provocó que no creciera más allá del metro y medio, cuando en su familia alcanzaban el 1,80», expresó Schneider, adjunto al servicio de Pediatría del Hospital Sant Jaume de Olot, ayer.

Los profesionales del centro gerundense fueron descartando enfermedades, como la mononucleosis, y al final convinieron que el pequeño estaba afectado de difteria. Del Sant Jaume fue derivado al Vall d’Hebrón, que tiene una unidad de Pediatría muy prestigiosa, y allí es donde el pequeño lucha para salir adelante.

Estable

Fuentes hospitalarias señalaron ayer que el niño «sigue estable y sin cambios dentro de la gravedad». El centro médico está a la espera de que los pulmones y los riñones de Pau reinician su actividad para con toda seguridad someterle a un transplante cardíaco, pues la infección ha dejado su pequeño corazón prácticamente irrecuperable. «Creo que la situación del niño no es fácil y la evolución es incierta», señaló Antoni Mateu, secretario de Salud Pública de la Generalitat

Son las graves consecuencias de una enfermedad de la que muere una de cada diez personas que la padece. «A principios del siglo XX, la difteria tenía una mortalidad del 50%, hasta que se descubrieron las vacunas, y el problema es la toxina que libera, que daña órganos vitales del cuerpo. Tiene una letalidad del 5 al 10%», según Mateu.

Evitable, por su puesto, tal y como vienen señalando los expertos desde que trascendió el caso de Pau, si las personas están previamente vacunadas. En este sentido, profesionales sanitarios denuncian el «daño» que han hecho pronunciamientos públicos como el de la monja Teresa Forcades, que ultima su candidatura a la Generalitat por la formación antisistema e independentista Procés Constituent. La religiosa/política lleva años cargando contra la vacuna del papiloma para las niñas e hizo bandera contra la vacuna de la gripe A, además de abrazar las teorías ‘conspiranoicas’ sobre las campañas de inmunización y las multinacionales farmacéuticas.

Cargando contenidos...