Diario de León

Las baterías se estiran

Dos estudios liderados por el MIT logran la receta para crear ‘pilas’ casi infinitas, más baratas de producir, más seguras y con más capacidad.

Uno de los últimos modelos de Samsung.

Uno de los últimos modelos de Samsung.

Publicado por
Michael McLoughlin | Madrid
León

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Si hay un teléfono que resuma los extintos días de gloria de Nokia es el 3210. Además de su resistente diseño y aquel adictivo juego de la serpiente, muchos suspiran aún al recordar cómo la batería de este terminal duraba varios días. La revolución de los ‘smartphones’ supuso un cambio de cara en lo más alto del mundial de constructores móviles. Los nuevos portagonistas dieron forma a un ecléctico abanico de nuevas posibilidad pero también se encontraron nuevos retos. Uno de estos desafíos se ha convertido en el gran talón de Aquiles del gremio: la autonomía de los dispositivos.

El problema es especialmente significativo en los teléfonos inteligentes. Raro es el usuario que, con un uso medio alto, no acabe ‘enchufado’ a lo largo del día. Los llamados ‘wearables’, sobretodo los relojes, también padecen esta anemia energética.

Aunque está lejos de tener una solución en firme, ya son varios los pasos dados en esa dirección. El último, una investigación del MIT que ha hallado la manera de crear baterías más seguras y duraderas.

A muchos les sonarán los casos de los móviles que han ardido o que han tenido una pequeña explosión en el bolsillo de su dueño. Estos esporádicos incidentes se deben a algún problema con los electrolitos, un efectivo ingrediente que se encuentra en las ‘pilas’ que alimentan millones y millones de ‘gadgets’. En la mayoría de casos, su estado es líquido. Ahora los autores del estudio, con el que ha colaborado Samsung, han conseguido sustituirlo por electrolitos sólidos lo que reduce todos estos riesgos. Y han mantenido un ritmo de transmisión de energía lo suficientemente alto como para ser tenido en cuenta.

Además, tras el experimento no se han encontrado marcas de degradación en la batería. Cabe recordar que cada vez que el usuario carga su dispositivo, la autonomía sufre una pequeña merma.

Más pequeño

Este logro permitiría crear piezas que, aunque no serían infinitas, podrían expandir su vida útil durante mucho más tiempo. Todo ello con un ahorro de espacio puesto que permite reducir hasta un 20% el tamaño, un aspecto que condiciona mucho el diseño de terminales.

Otro trabajo del prestigioso centro tecnológico publicado este mismo mes hablaba de una batería con forma de huevo en el que el litio, el material más extendido en su fabricación, era sustituido por nanoparticulas de aluminio y titanio. El resultado: tres veces más de capacidad y una receta a base de materias primas más económicas que el litio.

Mientras se espera a que todas estas iniciativas cristalizan en algo que se pueda producir a bajo coste para llevarlo al mercado, los fabricantes ya han comenzado a moverse en otras direcciones. Así hemos asistido al nacimiento de los ‘bancos de energía’ —baterías externas para llevar en un bolsillo o en la mochila—; a la mejora de los procesadores y otros elementos del teléfono para crear máquinas que cada vez consuman menos, o a la creación de sistemas de carga rápida -solo con diez minutos, teléfonos como el Galaxy S6 o el G4 de LG pueden ofrecer varias horas de uso- o modos de ahorro de energía.

Las pantallas de los terminales es un punto clave. Es el elemento que más energía consume. Con la guerra de la definición, los diferentes fabricantes buscan soluciones para optimizarlas al máximo. En los próximos días, es más que probable que llegue al mercado el primer móvil con un panel 4K, el nuevo estándar que multiplica las bondades del Full HD por cuatro. Y obviamente, mover todos estos píxeles también multiplica las necesidades de batería.

Mientras hay quien ha optado por no montar estas tecnologías aún, hay otras curiosas iniciativas que han apostado por la tinta electrónica para ahorrar en este aspecto.

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