Las cuerdas que tenía Asunta, las mismas que había en la casa familiar
Aún no se puede probar de forma concluyente la autoría de los padres.
Basterra y Porto, en un momento del juicio.
Los testimonios de los peritos en el juicio contra Alfonso Basterra y Rosario Porto por el asesinato de su hija Asunta siguen aportando indicios que apuntan a la autoría de los padres de la niña, aunque ninguno de ellos termina por presentarse como una prueba concluyente.
En la sesión de ayer los expertos llamados a declarar explicaron ante el jurado popular que las cuerdas de jardinería con las que se maniató a la niña después de muerta son «exactamente iguales» a las halladas durante el registro de la Guardia Civil en la casa familiar en el municipio coruñés de Teo. Tres de los peritos del instituto armado afirmaron que ambas muestras coinciden en composición y propiedades físicas. No obstante, las pruebas realizadas no permiten determinar un vínculo de corte entre unas cuerdas y otras, por lo que su relación no puede ser confirmada en un ciento por ciento. «Eso es algo que no se puede establecer en casi ningún caso», afirmaron los especialistas. Con respecto a los cuchillos que se analizaron para averiguar si habían sido usados para cortar la cuerda los peritos señalaron que no encontraron ningún indicio que apuntara con rotundidad que así fue.
Otros de los testigos llamados a declarar fueron los expertos de la Guardia Civil que analizaron la ropa que vestía Porto el día de la muerte de Asunta. Según afirmaron, hallaron restos de lorazepan en la falda de la madre. Esta sustancia es el principal compuesto del orfidal. La autopsia reveló que el día de su fallecimiento la niña tomó hasta 27 pastillas de este sedante. Pero al igual de lo ocurrido con la coincidencia de las cuerdas, los peritos reconocieron que el hecho de detectar el tranquilizante en la ropa no indica que Porto suministrara la dosis letal a su hija. También señalaron que en los registros a la casa de Teo no se encontraron más restos del medicamento.