Diario de León

Especie en extinción

Salvar al rinoceronte blanco

Sólo la fecundación in vitro puede salvar de la extinción a una especie de la que sólo quedan ya tres ejemplares en el planeta que viven en Kenia.

Las dos únicas hembras de rinoceronte blanco del norte en el mundo viven en el parque keniano Ol Pejeta.

Las dos únicas hembras de rinoceronte blanco del norte en el mundo viven en el parque keniano Ol Pejeta.

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Jèssica Martorell | Nairobi
León

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Cuando la naturaleza falla, la ciencia puede ayudar. Por eso, un grupo de investigadores está desarrollando técnicas de fecundación «in vitro» para salvar al rinoceronte blanco del norte, que se encuentra al borde de la extinción con tan sólo tres ejemplares en el planeta que viven en Kenia. En el parque de conservación de Ol Pejeta, los veterinarios que conviven a diario con estos tres ejemplares buscan soluciones drásticas para hacer frente a una situación extrema: intentar salvar la especie. Y el tiempo corre en su contra.

Desde que los tres rinocerontes llegaron hace seis años a la reserva, los embarazos naturales han sido inexistentes ya que la especie, incluso en zonas donde está protegida, presenta una tasa de natalidad muy precaria. «La única opción ahora es desarrollar métodos de reproducción asistida para permitir que nazcan nuevas crías de rinoceronte blanco del norte, y estamos experimentando», explica Richard Vigne, director de Ol Pejeta.

Aunque no hay ninguna garantía de éxito y conlleva riesgos, los expertos consideran la fecundación asistida como la única vía de supervivencia de la especie tras haber agotado otras posibilidades. «Nunca antes se ha hecho en rinocerontes por lo que no se sabe qué va a pasar ni cuánto tiempo vamos a tardar en obtener resultados», confiesa Vigne, que insiste en que vale la pena intentarlo porque, de lograrlo, se habrá salvado la especie.

Los veterinarios de Ol Pejeta han realizado controles de salud a los tres rinocerontes, dos hembras y un macho, para evaluar sus posibilidades de reproducción. Los exámenes determinaron que las dos hembras no pueden reproducirse de forma natural: Fatu, la más joven, tiene lesiones degenerativas en el útero mientras que su madre, Najin, tiene las patas traseras muy débiles, lo que dificulta que pueda ser montada y podría causarle complicaciones durante el embarazo.

Los veterinarios también detectaron algunos problemas en los espermatozoides del macho, Sudán, de 42 años de edad, que dificultan las posibilidades de reproducción. Un comité de expertos trazó un nuevo plan: combinar óvulos y esperma en el laboratorio para crear embriones que puedan gestarse en otras variantes de rinocerontes. De hecho, el esperma de Sudán ya ha sido congelado en un banco de semen de manera que, aunque falleciera, se pudiera usar para engendrar nuevos ejemplares.

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