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El homicidio de dos mujeres abre la lista negra anual de crímenes machistas

La vivienda donde ocurrieron los hechos en la localidad guadalajareña de Galápagos.

Publicado por
R. C. | Madrid
León

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Silvia y Mariana, dos madres de familia de 33 y 43 años, respectivamente, se convirtieron ayer en las dos primeras mujeres presuntamente asesinadas por sus maridos en los escasos días transcurridos del nuevo año. El primer homicidio, el de Mariana, de nacionalidad rumana, tuvo lugar este lunes por la tarde en su domicilio del distrito madrileño de Hortaleza. Horas más tarde, ya de madrugada, se conoció la muerte de Silvia en un adosado de una urbanización privada de Galápagos (Guadalajara).

La mujer rumana murió estrangulada en su casa del número 76 de la calle Mota del Cuervo, en Madrid. El supuesto autor de la agresión, un hombre de 41 años y de origen albanokosovar, se presentó en la comisaría y confesó el crimen. «He hecho algo malo», admitió a los agentes. Fue detenido una vez que una patrulla se desplazó a la vivienda y confirmó el suceso. Marina fue hallada muerta con signos de estrangulamiento en la cama del domicilio que compartían, según fuentes de la Jefatura Superior de Policía. Sobre el detenido, no había ninguna medida cautelar impuesta por la Justicia, como una orden de alejamiento, aunque sí constaba una denuncia previa de la víctima en 2010.

Apuñalada

En el caso de Silvia, cuya muerte ha dejado huérfana a una niña de cinco años, también fueron los agentes de seguridad, en este caso privada, quienes encontraron su cuerpo apuñalado después de que se toparan en medio de una calle de la urbanización, hacia las 4:00 de la madrugada de ayer, con el presunto homicida, que se encontraba visiblemente alterado.

Los vigilantes de la urbanización Las Nieves de Montelar de Galápagos (Guadalajara), donde vivía la pareja, retuvieron al hombre, confirmaron el crimen y esperaron a que la Guardia Civil de la zona llegara al lugar para detenerlo. También avisaron a los servicios de emergencia, que nada pudieron hacer por la joven madre. La hija de ambos no presenció la trágica escena porque se encontraba con sus abuelos paternos.

Pese a vivir en la provincia de Guadalajara, la pareja era natural de Serracines, una localidad de la sierra norte de Madrid.

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