El presunto autor del asesinato de la joven Eva Blanco se ahorca en su celda
El suicidio que zanja una de las investigaciones más difíciles en España.
Ahmed Chelb mató a Eva Blanco la madrugada del 20 de abril de 1997. Dos años después huyó de España y no fue apresado hasta 18 años después gracias al infatigable trabajo de un equipo de guardias civiles en una investigación en la que el ADN jugó un papel clave.
Su suicidio ayer en la cárcel madrileña de Alcalá Meco, donde se ahorcó con los cordones de sus zapatos, zanja un caso que tuvo en vilo a una familia que nunca perdió la esperanza y a Algete, un pueblo situado al noreste de Madrid, cuyos vecinos llegaron incluso a ofrecer muestras genéticas para ayudar a resolver el crimen.
En la madrugada del 20 de abril de 1997, el cadáver de Eva Blanco Puig, que tenía 16 años, fue hallado junto a la cuneta de la carretera que une Algete y Cobeña. La autopsia determinó que la joven había sido apuñalada en veinte ocasiones y que podría haber sido violada. Los investigadores encontraron restos de semen, una prueba que se guardó bajo custodia durante años mientras se abrían hasta un centenar de líneas de investigación en la denominada Operación Pandilla. Más de 2.000 vecinos de Algete quisieron someterse a la prueba del ADN para ayudar a esclarecer el asesinato, algo a lo que se negó la jueza que entonces instruía la causa.
Pero años después, cuando la amenaza de la prescripción de los hechos se cernía sobre el caso, los avances en genética forense sobre estudios de ADN abrieron la vía para encontrar al asesino. El 8 de octubre de 2013, los investigadores de la Guardia Civil solicitaron al Instituto de Ciencias Forenses de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela un estudio de la muestra genética hallada y custodiada por el instituto armado. Los avances en genética forense permitieron extraer nuevas conclusiones de esa muestra y en enero de 2014 se recibió el informe de los expertos, que fue transcendental para los investigadores al revelar que el propietario del perfil era un varón de origen norteafricano.
Los pasos
Tras solicitar el padrón al Instituto Nacional de Estadística y al municipio de Algete, se logró estrechar el cerco sobre los varones norteafricanos que en la época del suceso estaban empadronados en la localidad madrileña. En una de esas entrevistas, a principios de septiembre, se logró obtener un perfil de ADN que, tras ser remitido al Departamento de Criminalística de la Guardia Civil, dio positivo aunque no coincidió al 100% con el encontrado en el cuerpo de Blanco. Todas las investigaciones se centraron obre esta persona y su círculo familiar. Era el hermano del presunto asesino, al que se llegó tras localizar a todos los familiares por línea descendente paterna.