Quietos todos

Cuando no se sabe qué hacer, lo mejor es no hacer nada.

El consejo es sensato y originariamente chino, creo. Considérelo esta política de trilero que intenta salir del atolladero formando un gobierno que se antoja, en el mejor de los casos, picudo. La cosa va para meses, dicen... dos, tres... u más.

¿España sin gobierno ese tiempo?

Quizá sea mejor.

¡Eh, tú, que viene la desgobernación!, dijo escandalizado uno que fue secretario en cinco ayuntamientos de esta bendita tierra y que es pedantuelo como yo buscando palabrería rara.

¿La desgobernación?...

Se cita estos días a Bélgica; en 2010 tardó 541 días en formar gobierno bajo todo tipo de augurios catastróficos... pero lejos de cumplirse lo que advertían esas agencias internacionales del puto «ratio» sabelotodo, la economía de los belgas creció ese año un 2%... y además se contuvo el paro.

¿Dónde hay que firmar?

La inercia presupuestaria y administrativa permitió seguir funcionando el país mientras sus políticos se dedicaban entera y solamente a tramitar el parto de los montes. Era como si todos los políticos dieran «un paso al lado» (ahora se lleva) dando la razón al viejo refrán «Bastante ayuda el que no estorba». Lo de Bélgica fue como un barco sin timonel, que es imagen que le gusta citar mucho a Rajoy (tan gallego él, ¡cachis la mar!). Sin timonel quizá, pero con el piloto automático. Conclusión: dejen a los países ir de vez en cuando con el automático... porfa.

Esta ciudad tuvo una vez esa experiencia. Fue con el alcalde Morano puesto en huelga de hambre por aquel rollo del matadero. Fue un gran circo, como todos recuerdan. Al lío mediático se apuntaron hasta las putas que le llevó Chuchi para expresarle la solidaridad del gremio. Y lo insólito: la policía municipal anunció un día de huelga (ilegal). La hicieron. Y al ver que la ciudad y el tráfico no se colapsaban, apagaron todos los semáforos para forzar el caos... y jamás vi una circulación tan fluida como la de aquel día, sin retenciones... y con los conductores tan atentos. Rogué entonces que se repitiera la experiencia... en vano.