Diario de León

TRÁFICO DE ESPECIES

La ruta ilegal del halcón

En los Emiratos Árabes exhibir uno de estos animales en una colección es signo de estatus. La Guardia Civil ha truncado el tráfico ilegal de estas aves por 50.000 €

Un agente del Seprona de la Guardia Civil sujeta en su mano un ejemplar de halcón

Un agente del Seprona de la Guardia Civil sujeta en su mano un ejemplar de halcón

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León

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sagrario ortega | madrid

Hasta 50.000 euros pagan en los Emiratos Árabes por un halcón español, porque exhibir uno en una colección de rapaces es signo de estatus, de clase, al igual que ganar una carrera de estas aves. Por eso recurren al tráfico ilegal, que ha truncado el Seprona en una operación saldada con 49 investigados.

Se calcula que en los últimos años han podido llegar a manos de los clientes árabes unos 500 híbridos de halcón peregrino con gerifalte, por un valor próximo al millón de euros.

Fue en 2013 cuando esa unidad de la Guardia Civil se puso manos a la obra para constatar que sus sospechas tenían fundamento. No parecía muy verosímil que un centro de cría de halcones de Asturias pudiera conseguir cierto número de polluelos con la cantidad de reproductores con los que contaba.

Como explican fuentes de la investigación, si cada pareja cría uno o dos polluelos, «no cuadraba» que con 8 parejas hubiera 27 polluelos. Así que las sospechas podían tener fundamento: la mayoría de las crías procedían de los nidos naturales.

Y la extracción ilegal del medio natural de ejemplares de halcón peregrino con vistas a su reproducción supone, según recuerda la Guardia Civil, una de las principales amenazas para la conservación de una especie emblemática en España e incluida en el listado de especies silvestres en régimen de protección especial.

Además del medio natural, los agentes llegaron a la conclusión de que algunos halcones procedían de un plantel reproductor que estaba intervenido judicialmente tras la operación Horus del Seprona en 2011.

El Seprona continuó sus pesquisas y localizó en Córdoba a un sirio que hacía de intermediario, con su correspondiente comisión, entre los criadores de halcones y el propietario de los «voladeros» —un centro en Zamora donde los halcones desarrollaban su musculatura en los primeros días de vida— y el cliente final, generalmente personas de alto standing de los Emiratos Árabes.

Pero antes de su destino y cuando los halcones tenían entre 40 ó 45 días de vida —pueden vivir entre 30 y 40 años— eran trasladados a ese «voladero» de Zamora, donde en jaulas circulares de grandes dimensiones, el ave podía desarrollar su musculatura y «ofrecer» un aspecto saludable para su futuro dueño.

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