Parejas globales que borran las fronteras
Los matrimonios mixtos se duplican en diez años. 142 parejas multiculturales se unieron en la provincia en 2014, una apuesta alejada de lo que los antropólogos llaman «endogamia y homogamia». San Valentín se aleja del campo de los «elegibles»
carmen tapia | león
«Lo más importante para mí es el enriquecimiento recíproco y los puntos de vista diferentes. Se expande el horizonte. Es un enriquecimiento de la pareja». Edson Zampronha es brasileño, compositor de música contemporánea. Está casado en con la arquitecta leonesa María José González. Se conocieron en Madrid hace 17 años y desde el primer momento en que se vieron se gustaron.
La multiculturalidad llega a las relaciones de León y aumenta progresivamente. En la provincia conviven 142 parejas mixtas en las que sus miembros son de diferentes países de origen. En sus casos, Cupido sorteó lo que los antropólogos sociales llaman «endogamia y homogamia» y apostaron por vínculos personales y de vida alejados del campo de «elegibles», como lo define el antropólogo social de la Universidad de León, Óscar Fernández.
Las uniones formadas por personas de diferentes nacionalidades crecen en la provincia y se ha duplicado en catorce años. En el año 2000 había en León 71 matrimonios mixtos, la mitad que en la actualidad, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Son casi el 10% de los nuevos matrimonios. La «experiencia multicultural enriquecedora» anima a los enamorados a superar las barreras sociales y familiares con las que se encuentran en la mayoría de los casos.
María José González Lobato tuvo claro desde el principio que quería casarse con Edson. «Nos conocimos en Madrid. El vino desde Brasil por un encargo del Museo Reina Sofía para una composición musical. El proyecto duró un mes y tuvo que marcharse. La relación se mantuvo a distancia. «Tuve claro que no quería un ama de casa», recuerda Edson, «lo que más me gustó de ella fue su carácter, una mujer decidida, que quería realizarse profesionalmente. Además de ser lindísima, su carácter y su personalidad me enamoraron».
«El marco de acción en la elección de la pareja está más abierto en las sociedades urbanas modernas y occidentales, un contexto en el que es crucial el papel de las relaciones de género, la sexualidad, el amor y el erotismo», explica el antropólogo social Óscar Fernández, experto en las relaciones de parejas de inmigrantes subsaharianos con mujeres españolas. «El contacto con la sociedad, una vez en España, difiere mucho de la realidad con la que han soñado. Al igual que sus sueños laborales, muchos lo tienen difícil para mantener relaciones sentimentales con autóctonas, debido a sus propias limitaciones y también por las diferentes situaciones en las que se ven envueltos al llegar. Ligar con una chica es muy complicado para los subsaharianos, muchos de los cuales, sobre todo en los países musulmanes, están acostumbrados a que se arreglen sus matrimonios».
Roberto Valbuena es de Guinea Ecuatorial. Está casado con la leonesa María Antonia Fernández. Tienen una niña de cinco meses. Roberto es adoptado. Sus padres adoptivos son leoneses y conoció a Maria Antonia en el instituto. Al principio la familia de ella era reticente a la relación. «Tenían dudas», asegura. Pero ella demostró que su decisión era firme. «No pueden decidir por ti». Son pareja de hecho.
«Podemos decir que las uniones interraciales no pueden ser vistas como simples desviaciones de una normal cultural, sino también como un reflejo del sistema de relaciones raciales de las que forman parte», explica el antropólogo. «Según esto, la hipergamia racial (casarse con alguien considerado socialmente de una etnia superior ‘blanco’) refleja las desigualdades de poder y estatus en un sistema donde el color está imbricado a la clase; la hipogamia racial o étnica (casarse con alguien de una étnica considerada inferior socialmente, ‘color’) refleja las complejidades de un sistema de relaciones raciones en donde la etnicidad es sólo uno de los diferentes ejes de la diferencia social, y donde el estatus en un eje puede ser intercambiado por el estatus en otro».
Ana Blanco y Rey Castro se enamoraron tras cruzarse varios días por la calle. «Llevamos ya diez años casados. Nos cruzábamos todos los días en la calle Álvaro López Núñez al ir a trabajar». Fue Ana la que tomó la iniciativa y un día se paró. Pero Rey ya se había atrevido antes a saludarla con un tímido «hola» al cruzarse con ella. «Al verla por la calle me gustó. Después, cuando nos conocimos, me gustó mucho su seriedad y formalidad. Es una chica tranquila e inteligente».
Tres experiencias de vida para conmemorar el día de San Valentín, una jornada en la que el amor triunfa pese a los convencionalismos y los prejuicios sociales.