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HISTORIA DE LAS GALAS

Premios Oscar: del boicot a montar el pollo

La polémica sobre la ausencia de actores negros entre los nominados del 2016 se une a la larga lista de conflictos en la historia de los galardones

Spike Lee, el pasado 16 de febrero, en la Berlinale.

Publicado por
NANDO SALVÀ
León

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El año pasado por estas fechas, el artista británico Plastic Jesus plantó en pleno Sunset Boulevard un Oscar gigante de hierro que esnifaba cocaína a cuatro patas; el año anterior había hecho lo propio con una réplica similar de la dorada estatua que se inyectaba heroína. El objetivo, al parecer, era exponer el lado oscuro de la industria del cine. No es probable que el señor Jesus vuelva a hacer de las suyas estos días.

¿Qué sentido tendría? Nadie haría caso de su escultura ni aunque con ella evocara el Kamasutra. Demasiado ocupada está la Academia de Hollywood tratando de prever qué efectos tendrá sobre la gala del domingo la tremenda polémica alimentada en las últimas por la ausencia total de intérpretes negros entre los nominados de este año. El conflicto, recordemos, ya ha provocado el boicot a la ceremonia por parte de personalidades como Spike Lee, Will Smith y Jada Pinkett; opiniones rotundas a cargo de todo aquel que pinta algo en el mundo del cine, algunas de ellas insólitas (Charlotte Rampling aseguró que protestar por la falta de diversidad racial en los Oscar era un signo de racismo contra la gente blanca); y la promesa de la presidenta de la Academia, Cheryl B. Isaacs, de cambios que garanticen mayor pluralidad en una organización cuyos miembros son blancos en un 94%.

ACTOR DE PASADO NAZI

Pase lo que pase, no pasará nada. Después de todo, los Oscar están tan habituados a la polémica que, de hecho, podría decirse que crecieron envueltos en ella. Tan solo cuatro años de vida tenían los premios cuando en 1933 empezaron a verse salpicados de fango al saberse que el actor alemán Emil Jannings, primer ganador del Oscar de la historia en 1929, había empezado a rodar propaganda para los nazis. Y solo tres años después, la Academia sufrió el boicot de un nutrido grupo de actores, guionistas y directores que exigían el derecho a organizarse en sindicatos, que dio inicio a un largo historial de conflictos laborales. Como la huelga de guionistas que a punto estuvo de sabotear la ceremonia del 2008; o las protestas que hace dos años dieron a conocer los ínfimos salarios en el seno de la industria, algunos de cuyos trabajadores recurrían a los servicios sociales para llegar a fin de mes.

En todo caso, los conflictos relacionados con el Oscar casi siempre tienen que ver con quién lo recibe. El más sonado, sin duda, la protagonizó el premio honorífico concedido a Elia Kazan en 1999. Lo que se le ponía en duda, claro, no era la calidad artística sino la humana: en 1952, en plena Caza de Brujas, delató a muchos colegas que habían pertenecido junto a él al Partido Comunista. Mientras el cineasta recogía el premio, un millar de personas protestaban en el exterior del Dorothy Chandler Pavilion (en la fotografía), y en su interior buena parte del público permanecía de brazos cruzados, esforzándose por dejar claro con el rostro sudesprecio a quien consideraban un traidor.

 

BJÖRK VESTIDA DE CISNE

Y es precisamente ahí, en el transcurso de la gala, ante la mirada atenta –o no tanto– de cientos de millones de espectadores, donde más pancartas se han desplegado. De hecho, raro es el año en el no hay alguien que monte un pollo ya sea en la alfombra roja –cómo olvidar a Björk vestida de cisne y abierta de piernas, dejando caer un enorme huevo de su entrepierna– o en pleno reparto de estatuas. El año pasado Patricia Arquette reclamó mejores salarios para las actrices; dos décadas antes,Tim Robbins y Susan Sarandon aprovecharon su minuto ante la cámara para exigir el asilo para un grupo de haitianos seropositivos, y en la misma gala Richard Gere condenó las violaciones de Derechos Humanos cometidas por China. En 1977 Vanessa Redgraveaprovechó su discurso para defender la causa palestina y hablar de “matones sionistas”, y recibió por ello casi tantos abucheos comoMichael Moore en el 2003, cuando al recibir su premio por 'Bowling for Columbine' puso verde al presidente Bush. Y cómo olvidar aMarlon Brando, que en 1973 mandó a una india apache para rechazar su Oscar por 'El padrino', en protesta por el trato que los nativos americanos recibían de la industria. ¿Y si a Leonardo DiCaprio le da este año por hacer algo parecido? Imposible. Según las malas lenguas, está tan ansioso por tener un Oscar entre las manos que le valdría con uno de Plastic Jesus.