«Ir de putas es contribuir al grave delito de la trata»

ana gaitero | león

La trata de personas, fundamentalmente mujeres, con fines de explotación sexual «es el tercer negocio ilegal que mueve más dinero en el mundo. Por delante sólo están el tráfico de armas y el de armas», afirma Mabel Lozano.

La cineasta y activista decidió realizar el viaje de la trata a la inversa, desde España, donde las mujeres son explotadas, a Argentina, Paraguay, Colombia y Perú, como lugares de captación de la «materia prima», las mismas mujeres.

El resultado es el documental ‘Chicas nuevas 24 horas’ que ayer se estrenó en León, en la Fundación Sierra Pambley, por iniciativa de la Coordinadora de ONGD, como parte de los actos del Día Internacional de la Mujer «para reivindicar la vulneración de los derechos de mujeres y niñas en todo el mundo a causa de la trata».

«La trata es un referente en mi carrera como cineasta», comenta por teléfono convencida de que el cine es una «poderosa herramienta de transformación social» y que con su trabajo puede ayudar a cambiar la mentalidad de muchos jóvenes sobre la trata. «Me parece muy duro que como personas no nos comprometamos», apunta.

El punto de partida y detonante de la trata, advierte, es «la feminización de la pobreza, la desigualdad, la falta de herramientas y la vulnerabilidad de las mujeres que son engañadas con la promesa de un trabajo en el servicio doméstico y la hostelería».

«Parece que la trata es cosa del tercer mundo porque no les va a pasar a nuestras hijas, pero son nuestros hombres, maridos, hijos… los que son cómplices cuando consumen», afirma Lozano. El negocio no es sólo el de los proxenetas que, bajo engaños, traen a las mujeres. «Existe todo un ecosistema que se beneficia del mismo, desde los clubes a los medios de comunicación que publican anuncios», agrega.

«Las mujeres víctimas de trata son explotadas en nuestro país», recalca. El negocio no es sólo el de los proxenetas que, bajo engaños, traen a las mujeres. «Existe todo un ecosistema que se beneficia del mismo, desde los clubes a los medios de comunicación que publican anuncios», agrega.

Y en el centro de ese ecosistema están quienes ponen el dinero. Los clientes. «Quien va de putas tiene que saber que está contribuyendo al grave delito de la trata que es vender carne humana», matiza.

Mabel Lozano habla siempre de trata y no de prostitución, aunque «a nadie se le escapa que no habría trata si no hubiera prostitución». Es partidaria de que quien quiera ejercer la prostitución libremente «se de alta en cualquier actividad porque no es lo mismo que una mujer decida vender su cuerpo si el dinero es para ella».

Sin embargo, no cree que la regulación sea una solución. «Hay mucho desconocimiento sobre la trata y Naciones Unidas señala que entre el 80 y el 90% de la prostitución que hay en España son víctimas de trata, explotación sexual y abuso».

Son mujeres que «no tienen voz» y cada vez más menores de edad, niñas, porque «en este negocio funciona la ley de la oferta y la demanda». Mabel Lozano cree que la falta de educación sexual y los ejemplos que ven los jóvenes «normalizan» el uso de la prostitución como una actividad de ocio. «Es más normal que las relaciones igualitarias, democráticas y placenteras», recalca la cineasta.