Más alergia al olivo
La alergia al polen de las oleáceas llega a León por el efecto del aligustre, un arbusto urbano. Los casos han crecido un 20% en cinco años. Si llueve en abril, los alérgicos lo pasarán mal. De momento, el frío ha parado el proceso
Carmen Tapia | león
La alergia al polen del olivo llega a León. A 600 kilómetros de los campos de Jaén y Córdoba, los leoneses, a los que hasta ahora no se les había detectado este tipo de alergenos, sufren los síntomas de la alergia al aligustre, un arbusto urbano muy resistente a la contaminación que abunda en las calles. El número de pacientes afectados por esta alergia ha crecido un 20% y los niveles de pólenes en el ambiente un 30%. Así lo corroboran el jefe del servicio de Alergología del Hospital de León, José Luis Estrada Rodríguez, y la responsable científica del Registro Aerológico de Castilla y León, Delia Fernández.
Los profesionales tienen hasta tres posibles interpretaciones de este incremento. José Luis Estrada, asegura que los síntomas de esta alergia se mantienen hasta el mes de agosto «con los mismo síntomas que el resto de alergias». El alergólogo cree que el avance de las técnicas permite detectar alergenos que antes no se analizaban. «Hacemos las pruebas desde hace cuatro años cuando empezamos a sospechas que los enfermos que prolongaban sus síntomas hasta agosto podían padecer otras alergias a pólenes que no estábamos teniendo en cuenta». Estrada asegura que hay poca información publicada sobre esta alergia, que califica de «rara». «En Italia, que sí han hecho estudios, saben perfectamente la guerra que da esta alergia».
La responsable del Registro Aerológico de Castilla y León, con sede en la Facultad de Biología de la Universidad de León, Delia Fernández, cree que el incremento de un 30% de pólenes en el ambiente se debe a que los arbustos plantados en León ya son adultos y tienen un fuerte proceso de polinización. Además, apunta otra posible causa: el aumento de la plantación de olivos en Benavente. «El polen de los aligustres cae al suelo y se mueve mucho con vientos fuertes. Con el viento, el pólen se puede desplazar hasta 400 kilómetros. En Benavente hemos notado también un incremento de esta alergia».
Sin embargo, debido a la urbanización, el polen de las gramíneas ha disminuido en la misma proporción que aumentan las oleáceas.
El aumento de la alergia al aligustre es llamativo por lo raro, pero la primavera amenaza con no dar un respiro a los alérgicos hasta mayo. El invierno cálido adelantó la floración, que lleva tras semanas estabilizada con la llegada de las heladas. La evolución dependerá de si llueve o no en abril. «Este año las gramíneas se han parado por el frío. Todo va a depender de lo que llueva ahora», asegura Delia Fernández. Si llueve mucho, los alérgicos lo van a pasar mal.
El Registro Aerológico de Castilla y León analiza las muestras de pólenes de toda la Comunidad. Los tres responsables del análisis de los pólenes, dirigidos por Delia Fernández, estudian 91 muestras cada hora las muestras cada hora y envían a la Consejería de Sanidad un parte de confirmación cada semana. Por el laboratorio de León pasan pólenes de toda la Comunidad. Según los datos recogidos hasta ayer, los burgaleses ya tienen problemas con las gramíneas y a los palentinos les afecta esta semana el polen del chopo. «Este trabajo sirve para analizar el bioaerosol atmosférico y hacer previsiones», explica Fernández.
El centro cumple este año el décimo aniversario desde la firma del primer convenio con la Consejería de Sanidad. Los responsables preparan un programa de actos para el 6 de mayo con la organización de un curso en la Facultad de Biología de la Universidad de León en el que participará el presidente de la Sociedad Castellano y Leonesa de Alergología, Adolfo Vélez.
La alergia en León
Los alergólogos llevan meses tratando a los pacientes alérgicos para evitar que sufran complicaciones en los meses de primavera por la polinización. El servicio de Alergología del Hospital de León atiende cada año a 2.500 pacientes nuevos y cita a revisión a otros 5.000, según datos del jefe del servicio, José Luis Estrada.
Los síntomas varían según los casos y la gravedad. En el caso de las alergias atópicas, el efecto de la exposición a un alérgeno puede ser inmediato. Los síntomas pueden ser leves o graves, entre los que se incluye picazón de ojos, eccemas, rinitis, conjuntivitis, broncoconstricción, vómitos, diarrea y, en casos excepcionales, anafilaxis. Los trastornos más graves, como los ataques de asma, pueden también tener su origen en una alergia.
Infantil
El aumento del número de alérgicos se nota especialmente en la edad infantil. «Las alergias al polen aumentan», asegura el jefe de Pediatría del Hospital de León, Santiago Lapeña, que destaca que el incremento de casos ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a declarar la Semana Mundial de la Alergia dedicada a la polinosos la que va de 4 al 10 de abril. «Todo tiene que ver con el cambio climático y el Co2», asegura. Un centenar de menores tienen que inmunizarse cada año con la vacuna para aminorar los efectos de la alergia, sobre todo rinoconjuntivitis y asma. Los peores meses para ellos son mayo y junio.