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Nueve carreras entre rejas

Nueve reclusos de Villahierro estudian carreras universitarias a distancia. El 23% de los internos va a la escuela en la cárcel, un programa que busca la reinserción social y una segunda oportunidad laboral.

Una de las clases de alfabetización para extranjeros de la cárcel de Villahierro, en Mansilla de las Mulas, en una foto de archivo. RAMIRO

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León

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carmen Tapia | león

El interés personal, para aprovechar el tiempo o porque tiene infinidad de ventajas. Son algunos de los argumentos de los reclusos de la cárcel de León que estudian una carrera universitaria entre rejas. Nueve internos de la cárcel de Villahierro, en Mansilla de las Mulas, aprovechan el convenio entre Instituciones Penitenciarias y la Universidad Nacional de Educación a Distancia (Uned) para cursar carreras universitarias. Otros dos se preparan para las pruebas de acceso y otros 400 asisten a clases de alfabetización, lectura o aprendizaje de español. El 23% de la población reclusa de León invierte el tiempo de privación de libertad para ampliar sus estudios.

La carrera más demandada es Derecho, pero no es la única. Uno de los presos de León estudia segundo curso de Educación Social; otro, cuarto de Administración y Dirección de Empresas (ADE); estudios ingleses es la opción de otro de los internos que ha comenzado este año el primer curso; Psicología es otra de las carreras en la que se ha matriculado este año un interno de León y Antropología es la opción de otros de los internos. Cuatro presos estudian Derecho (tres en primer curso y uno en tercero).

Tres presos de la cárcel de Villahierro cuentan, a través de Instituciones Penitenciarias, los motivos por los que decidieron matricularse en una carrera universitaria. Instituciones Penitenciarias no autorizó fotos ni entrevistas directas con los reclusos universitarios, aunque sí facilitó los datos y los testimonios mediante sus responsables de comunicación.

José, un directivo industrial de 46 años, estudia segundo de Derecho «pero con asignaturas de primero». Estudia siete horas diarias en su celda. «Decidí estudiar una carrera porque le encuentro infinidad de ventajas y ningún inconveniente. Quiero superarme». En su escrito, asegura que eligió la carrera de Derecho «porque es la más relacionada con el medio en el que estoy». Su objetivo «es ejercer cuando salga de prisión».

Derecho también es la carrera elegida por Antonio, un informático de 40 años que lleva nueve años estudiando. Está en primer curso. «Estudio en mi celda una media de tres horas al día». Y lo hace «por interés personal». Derecho no ha sido su primera opción. «Empecé otras pero no me gustaron, pero poder ejercer cuando salga de prisión».

Pedro es médico y tiene 50 años. Lleva cuatro años estudiando Derecho y está en tercero. Le dedica ocho horas diarias al estudio. «Decidí estudiar una carrera para aprovechar el tiempo de internamiento y conocer en concreto la legislación española». Asegura que eligió derecho «porque tiene relación con la Medicina Forense y Derecho Sanitario», lo más relacionado con su profesión. También espera ejercer la profesión cuando salga de prisión.

«Derecho es la carrera que más estudian. Están aquí por cometer un delito y quieren conocer más sobre las leyes penales. Tiene su lógica», explica el subdirector de Tratamiento de la cárcel de León, Jorge Rodrigo.

El programa de estudios universitarios en centros penitenciarios es fruto del desarrollo de un convenio entre el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, el Ministerio de Defensa, la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio de Internos y la Uned. El objetivo es incrementar el nivel formativo y cultural de la población reclusa.

«El estudio y la formación es uno de los programas de tratamiento básicos para la reinserción de los presos. A veces entran sin leer ni escribir y les damos los medios para que suplan las carencias que tienen», asegura Rodrigo.

Dos profesores de la Uned se desplazan dos veces al año a la cárcel para examinar a los reclusos. «Ellos no tienen acceso a Internet. Parte del material que utilizan llega de Instituciones Penitenciarias y también tienen ayudas en las mismas condiciones que la gente de la calle».

En las instalaciones del centro hay biblioteca y salas de estudio. «En cada módulo hay una escuela, pero en sus celdas tienen una mesa y silla. La mayoría prefiere estudiar en sus celdas».

En prisión hay cinco maestros que dependen del Ministerio de Educación, que dan clases a 150 internos.

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