Diario de León
Publicado por
pEDRO TRAPIELLO
León

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Lo cazurro es sólo una forma de teatro, una postura ante los otros. No es nada original, cada pueblo tiene su postura y su papel porque el género humano necesita el arte de la representación para moverse en la vida, en los trabajos y aún más en los sentimientos... es el arte del disimulo, de aparentar y de lo político o correcto... es, en fin, la política cotidiana para que no llegue la sangre al río en la familia, en el pueblo o en la polis. Todo es teatro, los papeles se reparten como siempre y la tragicomedia es la misma desde hace milenios. La supervivencia en esta selva humana depende en buena medida de nuestras artes escénicas, de cómo engañamos o engatusamos al otro, al padre, al jefe, a la novia, a los demás...

Por eso insistía el otro día la tertulia en que la música y el teatro deberían ser materia obligatoria en el sistema educativo. ¿Quién enseña a ensambalar la voz y la actitud con las del coro o a encajar nuestro papel con los demás actores de la vida?, ¿quién nos enseña a ser grupo y no vocerío de corrala?... la música, el teatro... y ya que llevamos el teatro en el cuerpo, eduquemos ese arte para que saquemos de esta vida una buena actuación al menos.

Y por ello me alegró saber que se mantiene y que llegó a su XV edición el Festival de Teatro Villa de Carrizo al que acudieron a ganar su premio grupos de Valencia, Cantabria o Rioja, aunque el galardón y la «menina» se lo llevó el grupo leonés La Submarina con «Ibrahim y las flores del Corán». Me admira que el interés teatral siga latiendo en el gente llana que mamó medievalmente el teatro en el atrio de su iglesia, en la procesión teatralizada, en autos navideños o sacramentales... o en la función ocasional con cómicos de la legua... y comentábamos con su concejal Andrés Álvarez cómo la actividad teatral une a la gente y enorgullece a un pueblo, como en su día demostró la localidad de Mataluenga y, en la actualidad, Jiménez de Jamuz, también con su festival de grupos o esos mayos de «teatro quieto» que ahora plantan en sus calles.

Pero para teatro-teatro ¿hay algo mejor que una campaña electoral?...

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