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«Hemos cosificado al ser humano»

En las minas de oro Madre de Dios, en Perú, se pagan 120 euros si la menor es virgen. Cuando se quedan embarazadas o se ponen enfermas, las tiran al río....

Imagen de uno de los fotogramas del documental de Mabel Lozano ‘Chicas nuevas 24 horas’

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León

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cristina fanjul | león

Mabel Lozano, directora del documental Chicas nuevas 24 horas, que ayer pudo verse en el Festival de Cine y Televisión Reino de León, es vehemente cuando defiende que el lenguaje, que las palabras que usamos son importantes. «Porque yo no hablo de prostitución. Yo hablo de trata, hablo de esclavitud humana», el tercer negocio más rentable del mundo, por detrás del tráfico de drogas y de armas, un mercado de mujeres y niñas cuyas vidas se encadenan a violaciones y palizas sin fin porque vivimos en una sociedad que las banaliza. Mabel Lozano destaca que cuando comenzó a idear la cinta lo hizo con el objetivo de descubrir qué ocurre en los países de origen, en los lugares que exportan la ‘mercancía’. «Son países en los que hay una feminización de la pobreza, con desigualdad y violencia intrafamiliar; son los países de las migraciones, que también tienen rostro de mujer, porque las mujeres somos más osadas, más valientes». No habla de cifras, porque hacerlo es seguir dando coartada a los explotadores. «Si no vemos a estas mujeres y simplemente las convertimos en un número, lo que estamos haciendo es robarles su rostro, y las hacemos invisibles», sostiene.

Mabel Lozano les ha devuelto la identidad que trataron de quitarles el día que las convirtieron en productos desechables. Las protagonistas de su historia son mujeres pobres y valientes que se llaman Sofía o Ramona, pero que son la misma mujer, la misma niña que cada día es utilizada como el objeto de ocio de hombres, hombres cada vez más jóvenes que les roban la dignidad y que son los auténticos responsables de que este negocio siga creciendo. «También las mujeres somos cómplices. Hemos sido muy tibias. No hay que olvidar que somos las educadoras, que esos hijos que consumen niñas son los nuestros», denuncia Mabel Lozano. La directora recuerda que la sociedad ha visto la trata con una «pasmosa naturalidad». «No hemos sido capaces de criminalizarla», advierte, al tiempo que lamenta la hipocresía masculina. «Todos dicen que nunca han estado con esclavas. Pero mi pregunta es ¿cómo lo sabes? ¿Qué creen que una esclava con miedo se lo va a contar?», denuncia Lozano, que reclama la necesidad de que España apruebe leyes severas contra la trata de personas, leyes que criminalicen al proxeneta y también al cliente de esclavitud. «El modelo sueco puede dar magníficos resultados, porque lo que se ha demostrado ya es que el holandés no funciona», lamenta. Y es que a Mabel Lozano no se le puede acusar de tibieza. Sus palabras no discriminan. Van contra la sociedad en su conjunto. «Siempre hablamos de la superficie. ¿Cómo es posible que habiendo esclavitud no se hable de cómo abolirla y, sin embargo, se hable de legalización? Estamos cosificando seres humanos». La realizadora destaca además que no se puede juzgar a las familias que venden a sus hijas. «Es difícil en esta sociedad imaginar cómo se vive cuando no tienes presente. No es que haya desafección con las hijas, es que en ocasiones, las familias creen realmente que si las venden, éstas podrán tener una vida mejor. Lo que hay que preguntarse es dónde está la responsabilidad: en el que vende o en el que compra»...

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