Si hay vida en Marte es poca y aislada
El Festival Starmus que se celebra en Tenerife reúne a los más destacados científicos para hablar del universo.
El físico estadounidense Brian Green habla al público durante su intervención en el Festival Starmus. RAMÓN DE LA ROCHA
efe | tenerife
El profesor del departamento de ciencias planetarias de la Universidad de Arizona, Alfred McEwen, aseguró ayer que, probablemente, si hay vida en Marte es poca, aislada y bajo tierra.
Alfred McEwen, en la primera jornada del Festival Starmus que se celebra en Tenerife, explicó en su ponencia Buscando vida en Marte y Europa que hay evidencias de que ha podido haber vida en Marte, ya que es un planeta suficientemente caliente para que haya habido agua en estado líquido. Además, hay evidencia muy clara de que hubo fluidos en otros momentos, lo que le ha llevado a asegurar que si hubo vida en el pasado en Marte, posiblemente está bajo tierra.
El catedrático de geología planetaria asseguró, y lo argumentó al detalle, que hay microorganismos y esporas que podrían sobrevivir entre Marte y la Tierra, lo que le ha llevado a preguntarse si la vida se originó en Marte y se exportó a la Tierra o si fue al revés.
Por su parte, el Premio Nobel de Física Robert Wilson afirmó ayer que «no sabemos realmente lo que es el 96% del Universo», pero los científicos comienzan a tener ya algunas teorías «que encajan» para explicar su actividad, lo que es posible gracias a la radiación cósmica de fondo de microondas.
Robert Wilson, galardonado con el Premio Nobel de Física en el año 1978 junto a Arno Allan Penzias por el descubrimiento accidental de la radiación cósmica de fondo de microondas, realizó esta consideración durante la inauguración del Festival Starmus, que reúne en Tenerife a científicos y músicos hasta próximo día 2 de julio.
Wilson, investigador del Centro Harvard Smithsonian de Astrofísica, rememoró cómo las primeras mediciones para encontrar la radiación procedente del «Big Bang» fueron «muy decepcionantes», entre otros motivos, por la interferencia de «ruidos». Esta búsqueda comenzó en la década de los 50 cuando la NASA planeó lanzar el primer satélite de comunicaciones.