CORNADA DE LOBO
Toreros muertos
Mata el toro por estar mandado a matar. Muere el torero por estar tentado a morir. Pero lo normal en este duelo es cambiar los papeles: el que sale a matar muere y quien sale a morir acaba a hombros o con almohadillas por montera. Los veranos de España escriben su crónica de fervor festivo con sangre de toro en la arena y mucha sangre paisana en el pavés de una calle o en los maderos de una talanquera.
Este fin de semana vino bruto:
Un torero en Teruel ni llegó a la enfermería; un cuerno como un alfange pidió posada en su pecho reventándole el corazón. En Fuentesaúco un paisano entregó su alma al diablo antitaurino en esa suerte de encierro popular llamado «los espantes». En el pueblo alicantino de Pedreguer fue un joven quien se apuntó a la nómina de lutos en otro festejo popular donde desquician al bicho con bureos o injurias. Y en un encierro pamplonés hay siempre más ambulancias que toros porque se rifan cornadas en una tómbola atestada; ayer un toro de la ganadería debutante Pedraza de Yeltes esperó a llegar a la plaza para tarasquear y cornear de gravedad a dos mozos, fue pouro arte de degollar sarraceno y a uno le seccionó la tráquea de un puntazo (¿y por qué los toros de Cebada Gago eligen casi siempre extranjeros, guiris que van de sobraos?)...
Paradójicamente, tanta muerte no disuade de festejarla en aquellos lugares donde el toro es religión de siglos. Ni siquiera el luto terrible suspende la fiesta, es el tributo a «la sed de los dioses», es el veneno que mete al cuerpo nuevas ganas de tentar, trapear o estoquear al año siguiente, mientras el Cielo (con san Lucas hecho toro) desoye el clamor de los activistas que quieren erradicar una lidia tatuada en el cerebro de esta media nación torera, castañuelera y temeraria (más cornadas da Montoro y no lo mandan a corrales).
¿Y cómo caerán en la sesera del antitaurino estas muertes?, preguntaba Sócrates, ¿las lamenta, le duelen, le alegran.. o ni fu ni fa?... ¿es la muerte que merecen unos «asesinos» por buscársela?... ¿y es la sangre de un torero semilla de nuevos «mártires»?...