Diario de León

Yo me lo cosecho, yo me lo como

El movimiento ‘hazlo tu mismo’ está en auge.. Cada día más personas deciden producir ellos mismos lo que se llevan a la boca. Alquilar una pequeña parcela o reciclar objetos para hacer una son dos de las opciones.

La Huertina el Jarambiel ofrece parcelas en alquiler para autocosechar frutas y verduras. MARCIANO

La Huertina el Jarambiel ofrece parcelas en alquiler para autocosechar frutas y verduras. MARCIANO

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rebeca g. mijares | León

Ya no hay que vivir en el pueblo ni tener tierras para poder cultivar los alimentos que comemos. A León también llega la corriente Do it your self o ‘hazlo tu mismo’ que pisa estos últimos años con tanta fuerza en todo el mundo. La filosofía de autoproducción se está aplicando al cultivo de frutas y verduras en sitios en los que antes ni se podía imaginar.

Una terraza, un balcón o una pequeña parcela de cuarenta metros cuadrados pueden ser ubicaciones perfectas para sembrar pequeños cultivos ecológicos. Solo hace falta empeño e imaginación.

Esta actividad, asociada al pueblo y a las personas mayores, ha dado un vuelco para introducirse en el día a día de la gente joven de la ciudad. Cada vez son más las personas que deciden aprender a cultivar y responsabilizarse de su entorno. Se está creando una conciencia social en torno a qué comemos y a las implicaciones ambientales tiene. Todo ello, sin olvidar las ventajas que esta actividad tiene para la salud porque permite relajarse y liberar estrés a quién la lleva a cabo.

Se alquila huerto

En León, la gente que quiera tener un pequeño huerto pero no disponga de terraza, jardín o parcela puede alquilarla o apadrinarla. Esta opción para consumir alimentos de autoproducción está presente en la ciudad por diversos medios como la cesión de parcelas del Ayuntamiento correspondiente o el alquiler de una misma a un particular.

Huertinas el Jarambiel y Huertas el Caserío son dos de las huertas divididas que se ofrecen para alquilar. En ambas el terreno adquirido es de 40 metros cuadrados. La tierra se entrega abonada y lista para sembrar. Esta clase de cultivos son respetuosos con el medio ambiente: son ecológicos. Jose María Calvo Flórez, dueño de Huertas el Caserío explica que él es quién proporciona los tratamientos para las plantas, puesto que conoce cuáles son los idóneos para esta clase de cultivos.

La mayoría de los huertos son de tipología variada. Cada uno elige qué quiere cosechar. Se pueden encontrar desde alubias hasta tomates o berzas. «Viene gente de todas las edades. Una de las parcelas fue un regalo de sus padres a un chico de 17 años por la selectividad. Tener un huerto era una de sus ilusiones», apunta Jose María. Estos huertos no sólo sirven para autoproducir lo que se come, también son un espacio en el que sociabilizar y compartir con otros las experiencias propias.

Es una forma de volver a conectar con la naturaleza. «Nos hemos olvidado de dónde venimos y qué es lo que hacemos», destaca el dueño de Huertas el Caserío.

Huertos urbanos

Existen varias formas de cultivar tus propios alimentos frescos y orgánicos. Un huerto urbano en una azotea o terraza, un pequeño sistema para cultivar en la cocina o un pequeño espacio en el jardín son algunas de ellas.

Lo más complicado a la hora de comenzar un huerto urbano es romper con la idea de que en la ciudad no se puede cultivar.

Los beneficios del autocultivo son numerosos. El primero es la diferencia en el sabor de los alimentos, son muy superiores en calidad. Respetar el medio ambiente, al no utilizar los químicos de la agricultura tradicional y volver a reencontrarse con los ciclos naturales son otros puntos a favor de estos nuevos sistemas.

A su vez, este tipo de huertos impulsan el reciclaje. Pallets, botes de cristal, botellas de plástico, latas, ruedas y cajas de vino son los productos estrella a la hora de montar el huerto en casa.

La cosecha

Todo trabajo tiene su recompensa, y en este caso son frutas y verduras cultivadas por uno mismo. El autocultivo también ayuda a concienciarse de las temporadas de los alimentos. Ahora bien, ¿Qué hacer con los alimentos frescos que no podemos consumir? Las alternativas posibles son cuestión de imaginación. Algunas de ellas son las conservas, la compota, la mermelada, pimientos en vinagre o congelar los tomates para utilizarlos en pizzas, por ejemplo.

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