Diario de León

Twitter mató a la estrella de los muros

«Lo peor es cuando acabas la pintada y la pared no aplaude», rezaba un grafiti. Ahora, gracias a las redes sociales, estos manifiestos se juzgan de manera masiva. Y es que el muro se ha hecho global.

Imagen de un grafiti en una de las calles de la ciudad. SARA CAMPOS

Imagen de un grafiti en una de las calles de la ciudad. SARA CAMPOS

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cristina fanjul | león



Las frases reivindicativas cada vez son más escasas en los muros. SARA CAMPOS

Son 140 caracteres, apenas una treintena de palabras que en ocasiones logran acaparar titulares. Y, sin embargo, la única novedad es su carácter global puesto que la irrupción de Twitter como herramienta social no deja de repetir el esquema de las pintadas en los muros. En muchos casos, la brevedad que requiere el uso de esta red social es una de las claves para entender su éxito. Y es que estas frases, al igual que ocurre con los grafitis callejeros, tratan de convertirse en eslóganes, una palabra que en gaélico significaba ‘grito de guerra’. El académico leonés Salvador Gutiérrez destaca que la finalidad de estos mensajes es influir en la conciencia individual y colectiva. «Su objetivo es desactivar ideas y, especialmente, actitudes instaladas en la mente, creando una nueva visión de la realidad». Para ello, suelen incluir juegos fónicos (paronomasias, aliteraciones, ritmo...) y semánticos. «Algunas cosas tienen que ser creídas para ser vistas», «la cabeza es redonda para que el pensamiento pueda cambiar de dirección», «tengo un ambicioso plan; consiste en sobrevivir» son algunas de las pintadas que pueden encontrarse en la ciudad. Todas ellas se orientan, según sostiene el catedrático a modificar el pensamiento y el comportamiento. Y eso es precisamente lo que la mayoría de los grandes tuiteros tratan de lograr con sus mensajes. Al igual que ocurriera con los manifiestos escritos en los muros de las ciudades, los tuits tratan de instalarse en la mente, por lo que son breves. Además, se sirven de la ironía y el humor, cuando no de la procacidad. No es por casualidad que algunos tuiteros ‘anónimos’ tengan legiones de seguidores. Es el caso de @gerardotc —«Exceso de celo» en castellano significa ‘aquí hacemos lo que nos sale de la polla hasta que me pillas y rectifico’», tuiteaba el día que se supo que el Ejército de Tierra había bloqueado a Alberto Garzón—, @elbaronrojo —«¿Ves esos límites del humor, hijo? Pues antes, todo eso era libertad de expresión»—, o @CarlosLanga —«Hoy entrevistamos a una de las grandes figuras de la ciencia, Albert Einstein. ¿Cómo dio con la teoría de la relatividad? —A ojo».

En León, también hay especialistas en twitter. Es el caso de Yago Ferreiro (@YagoBelomondo), de Abe Kobe (@nachoabaddg), de MiniPunk (@minipunk) o del humorista Rodera (@ErnestoRodera). Todos ellos tienen miles de seguidores ávidos de sus reflexiones acerca de lo que se cuece en las calles de la ciudad. Y, para hacerlo, para lograr tantos miles de seguidores, necesitan instalarse en la mente de los que leen sus reflexiones, pero no de cualquier manera: «No basta que lleguen a la memoria externa y para eso tienen que ser breves», subraya el académico. Gutiérrez Ordóñez explica que para lograrlo deben adaptarse a la ley de Miller, que nos dice que la capacidad que tenemos para recordar enunciados va de cinco a nueve palabras y precisa que los textos de los eslóganes suelen incluir algunas propiedades y características: la brevedad, el humor y la ironía y, sobre todo su capacidad para instalarse en la memoria a largo plazo: «Pretenden que hagan la labor de un gusano que tenemos dentro y va royendo la mente», destaca.

Además, con la crisis los eslóganes de carácter social y político han vuelto a inundar estos manifiestos y el desengaño que se vivió en años anteriores a la crisis ha dado paso a un nuevo anhelo por construir una sociedad nueva. Es la política del gorjeo.

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