CORNADA DE LOBO
¿Alcalde?, el mastín
Mastín del Pirineo es Duke, un chulo perrángano que vive un poco lejos de la cuna de su raza y que ha sido elegido alcalde por tercera vez consecutiva en un pueblo de más de mil habitantes, Cormorant, al norte de Estados Unidos, mirando a Canadá. En sus primeras elecciones batió a su oponente, un rapaz de cinco años. Y así en tres elecciones seguidas, lo que indica claramente que no debe desempeñar mal sus funciones... y que los habitantes de esta localidad tienen un ingenioso y muy tentador sentido de la política local... ¡a ver quién le ladra a ese alcalde!...
¿Y si lo ensayamos en este monocorde atasco político español?... votemos a las mascotas de los políticos que no salen del atolladero instalados en su propio ruido y obligados a mecerle ojitos a cualquier cercano o adversario, pero callando todos como putas sus íntimas verdades o cálculos... a lo que Sócrates recuerda: Si al andar caderean y con los ojos mecen, no diré yo que lo sean, pero sí que lo parecen.
Vayan, pues, subiendo a las listas de las terceras elecciones (y a las cuartas en junio del 17) las mascotas y bichos de compañía... el gato de Rajoy, siempre tan ambiguo (el gato y él)... el perro de Sánchez, tan ladrador (lo heredó de un hortelano)... el camaleón de Rivera (tornasolaba al rojo al subirse a la rama socialista y de azulillo le pintan oros si su vieja cuna le pide cantar a dúo el blue popular, esa canción triste de Génova Street)... suba también a la lista el canario de Iglesias, que no varía la perorata (trina solo, pero le chiflaría dirigir el coro y abrir jaulas)... el txantxangorri (petirrojo) de Otegi (no le queda más remedio al bicho, a su dueño le apearon de la lista)... el lince de Garzón (qué vista, en las terceras aún perderá más pelo en la gatera)... el cormorán de as mareas galegas, el caniche de los animalistas... y así todos, pasen y ladren, canten, maúllen, píen... sinfonía animal... ¿y el rugir?...
Octavito vota canario-flauta, Barreales dijo buey, Joserra halcón, Vitines lobo... y a Sócrates no le quedó otra que el pájaro bobo... lo que él teme: de esta saca mayoría absoluta; ¡y con mi voto además, hay que joderse!...