Diario de León

ADIÓS A UNA TRADICIÓN MEDIEVAL

El Toro de la Vega enfunda la lanza

Tordesillas intenta sobreponerse a la prohibición del torneo taurino, sustituido por un encierro Franco cedió a la presión social y también vetó el espectáculo el mismo día de hace 50 años

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CARLOS MÁRQUEZ DANIEL
León

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El Toro de la Vega será este año el Toro de la Peña. El primero permitía la justa del astado; lancearlo hasta darle muerte en una suerte de torneo medieval en campo abierto. El segundo, este martes, repetirá escenario y recorrido, pero los mozos, siguiendo el mandato de la Junta de Castilla y León, no podrán terminar con la vida del animal. Será un encierro al uso, con carreras, caballistas y toreo a cuerpo limpio. Sin sangre. Pero que nadie se lleve a engaño: el ejemplar será sacrificado en el corral una vez finalice el recorrido, a la vera del Duero. Mismo final, distinto método.

 

El segundo martes de septiembre era el día elegido para celebrar la fiesta grande que cada año atraía a miles de curiosos, turistas y amantes de la tauromaquia. También a centenares de animalistas, que en las últimas ediciones habían protagonizado tensas trifulcas con los vecinos. Este año no vendrán. Ya exhibieron músculo el sábado en una multitudinaria manifestación en Madrid a favor de abolir la tauromaquia, y además siguen de resaca después de que el gobierno autonómico del PP prohibiera en mayo el espectáculo a través de un decreto ley que fue respaldado por todos los grupos políticos, a excepción de Ciudadanos, que se abstuvo. Lo impulsó el consejero de Presidencia, José Antonio de Santiago-Juárez, hijo del que fuera delegado de Cultura del Ministerio de Información a finales de los años 60, Antolín de Santiago-Juárez, principal valedor para que Tordesillas recuperara, tras cuatro años de veto durante el franquismo, el Toro de la Vega. El padre lo resucitó; el hijo le ha vuelto a dar sepultura. ¿Será para siempre?

"YA NO HAY VUELTA ATRÁS"

 

El 13 de septiembre del 2016 será recordado. Como lo es el 13 de septiembre de 1966, hace exactamente 50 años, fecha en la que el pueblo tampoco pudo ajusticiar al astado porque el régimen anuló el campeonato obligado por la presión social. En 1970, sin embargo, el Toro de la Vega regresó. Ahora, según la presidenta del Partido Animalista (PACMA), Silvia Barquero, ya no hay margen: “Es la definitiva”. “Permitirlo de nuevo sería como volver a vetar las bodas entre personas del mismo sexo. No hay partido que se atreva”. Misma opinión comparte el profesor de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid Enrique Berzal, buen conocedor de la historia del campeonato, tal y como recoge un interesante artículo que escribió para 'El Norte de Castilla'. “Ya no hay vuelta atrás porque ahora el contexto social es muy distinto”.

 

La cita es a las once de la mañana, pero antes, sobre las diez, se ha convocado una manifestación en defensa del torneo, junto a la estatua que reproduce un astado, en la entrada del pueblo. Unas 3.000 personas ya salieron a la calle el 18 de junio al grito de "libertad, libertad". No faltará el presidente de la Federación Taurina de Valladolid, Justo Berrocal. "Estamos con Tordesillas porque el Toro de la Vega es uno de los cimientos de la tauromaquia. Es una costumbre popular, una tradición, y no una salvajada. No nos ha sorprendido la decisión de la Junta; está claro que lo han hecho por un puñado de votos”. Sobre el encierro, Berrocal avanza a este diario que se ha elegido una ganadería salmantina que ha aportado un “toro con cuajo y trapío, como siempre”. Se queja de la hipocresía de los encierros, pues según señala, la ley taurina "obliga a sacrificarlos” una vez terminado el recorrido. “No puede usarse para torear o para otro encierro porque el animal ya ha aprendido y sería peligroso volver a soltarlo”.

Victoria judicial de los animalistas del PACMA

El decreto ley se hizo público el 19 de mayo, un día después de que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ratificara la sentencia favorable al PACMA que declaraba nula la autorización concedida al Ayuntamiento de Tordesillas para celebrar el Toro de la Vega del 2014. Los animalistas convencieron al juez sobre las deficiencias en materia de seguridad. Queda pendiente resolver otra demanda que recurre la legalidad del torneo, puesto que, según el Partido Animalista, el espectáculo incumple el decreto 14/1999 de espectáculos taurinos populares, que prohibe herir, pinchar, y golpear al animal y darle muerte en presencia de público.

TRISTE Y CABREADO

El que no tiene intención alguna de participar en los festejos es José Antonio Rico Ovejero, portavoz de la Plataforma en Defensa del Toro de la Vega. Tiene 44 años y es lancero desde los 14. Ha participado en 30 ediciones del torneo -ganó la del 2001, el mismo día que caían las torres de Nueva York- y no esconde ni su tristeza ni, sobre todo, su cabreo. No tiene ninguna fe en que el pueblo recupere su costumbre. La culpa: "99,9% de los medios de comunicación". Asegura que ha sido la prensa la que ha forzado la prohibición, que no tiene lógica que los mismos políticos que han firmado el decreto "estén en la plaza un sábado cualquiera en el que se matan seis toros". "Nos hemos sentido maltratados, vejados y humillados".

Barquero admite que la decisión de la Junta "ha sido una de las mayores victorias del PACMA", pero quieren más: la abolición absoluta de la tauromaquia, puesto que tanto en las corridas como en los encierros, los astados sufren "estrés, ansiedad y todo tipo de lesiones". Por no hablar del destino final, la muerte, ya sea pública o entre bastidores. La presidente del Partido Animalista asegura que el alcalde de Tordesillas, el socialista José Antonio González, "es un hombre atrapado, sometido al pueblo". Berzal tampoco considera que el concejal, con el que este diario ha intentado hablar sin éxito, sea un ultra del torneo. "Me parece injusto que Tordesillas pase a la historia por el Toro de la Vega porque es un pueblo en el que se han hecho grandes cosas".

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