La federación alerta de que la lengua de signos no es universal
A lo largo de la historia y por todo el mundo, las personas sordas han desarrollado de forma natural las lenguas de signos, que son una respuesta creativa y cultural a una limitación sensorial como la sordera. Ello ha dado lugar a la emergencia de unos valores culturales y lingüísticos fraguados en torno a la lengua de signos de cada país.
Las lenguas de signos cumplen fielmente con todas las características formales del lenguaje humano, poseen una gramática visual rica y propia, son lenguas de cultura y dependen en su evolución y desarrollo de la comunidad de personas que la usan, las personas sordas, sordociegas y sus familias.
No hay una única lengua de signos en todo el mundo, cada país posee una o varias lenguas de signos y no existe una lengua de signos por cada lengua oral ya que las lenguas de signos han evolucionado de forma natural en el contacto entre personas. Incluso varios países que comparten el mismo idioma hablado utilizan diferentes lenguas de signos. Aunque no hay estadísticas plenamente fiables, se calcula que la lengua de signos española cuenta con más de 100.000 usuarios signantes, para los que un 20 ó 30 % es su segunda lengua.