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Publicado por
EL ABANICO ROSA VILLACASTÍN
León

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A quienes se les llena la boca hablando del descenso del desempleo y las buenas perspectivas de la economía, les habrá caído como un jarro de agua helada los datos de Caritas. Una institución religiosa de prestigio que el pasado año atendió a más de cuatro millones de ciudadanos, muchos de los cuales no tenían ni para comer y menos para atender sus necesidades básicas. Datos que por lo que parece no han cambiado sustancialmente según el informe dado a conocer por el secretario general de la confederación Sebastián Mora, que cuestionan el optimismo que se respira en algunos ambientes. Que la brecha entre los que más tienen y los que más necesitan de las ayudas institucionales o privadas se ha agrandado demuestra hasta qué punto la desigualdad se ha instalado en nuestro país casi de forma permanente. Un problema que parece no preocupar demasiado a quienes tienen la responsabilidad de atender a los más débiles, a esos parados de larga duración a los que a diario se les cierran las puertas de la esperanza, bien porque son mayores o bien porque las ofertas de empleo no llegan a todos. 328 millones destinó Caritas el pasado año en ayudar a los más necesitados. Una cifra importante de la que el 72% procede de aportaciones privadas y el resto de subvenciones públicas. Cifras que pese a lo abultadas que son no llegan para taponar tantos agujeros como tienen los ciudadanos, de toda condición social, salvo aquellos que se han enriquecido con la crisis maldita, cuyo número ha subido escandalosamente, pese a que son muchos los que se han quedado en la cuneta, muchos de los cuales pertenecen a la clase media. Esa que fue el colchón durante años, y de la que hoy nadie parece acordarse, sorprendidos como estamos viendo como se desangran un partido socialista al que debemos en buena parte que los trabajadores tuvieran derechos, un partido que luchó por hacer posible el Estado del Bienestar, hoy en peligro debido a la crisis pero también a políticas neoliberales que se ha demostrado solo miran por la salud económica de una minoría, y algunos por la buena salud económica de sus bolsillos.