Diario de León

«Un tercio es trata y dos, explotación»

Carmen Meneses desvela las características del mercado del sexo Divide a los usuarios en objetualizadores, buscadores de pareja, riesgosos, funnies y personalizadores.

Imagen de una de las ponencias de las jornadas celebrada ayer. SECUNDINO PÉREZ

Imagen de una de las ponencias de las jornadas celebrada ayer. SECUNDINO PÉREZ

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cristina fanjul | león

La directora general de Mujer de la Junta de Castilla y León, Esperanza Vázquez Boyero, alertó ayer de que las mujeres que están sometidas a esta explotación sexual son cada vez más jóvenes, al igual que los clientes. Entre otros datos, explicó que la Junta ha destinado este año 120.000 euros para rehabilitar y reinsertar a las víctimas y reveló que en Castilla y León se ha atendido a 300 mujeres.

Por su parte, la antropóloga Carmen Meneses Falcón, directora de una ambiciosa investigación sobre la trata y la explotación sexual, presentó ayer parte de los resultados de este estudio en las jornadas organizadas por la asociación Isadora Duncan. Una de las conclusiones del trabajo se refiere a las ordenanzas municipales y revela una clara correlación entre el número de clubs y las normas sancionadoras, sobre todo las que multan a las mujeres que ejercen en la vía pública. «Muchas de ellas están siendo tratadas. Tienen que pagar una deuda a la red que las explota, con lo que su situación empeora cuando la policía las multa por ejercer en la calle», lamentó. En los mismos términos se refirió a las penalizaciones que desde algunos sectores se reclaman para los clientes. Y es que la investigadora defendió que los usuarios son uno de los exponentes de los que puede servirse la justicia para desentrañar las redes de la trata gracias a la delación. «Sabemos que muchos de ellos están dispuestos a denunciar, pero si el riesgo es resultar sancionados, entonces no lo harán», manifestó.

Meneses Falcón precisó que según su experiencia un tercio de las mujeres encadenadas al mundo de la prostitución es víctima de trata, mientras que el resto lo es de explotación sexual y explicó que según los datos de 2013, en Castilla y León había 162 clubs. Sin embargo, la antropóloga constató que durante los últimos años se ha incrementado el número de pisos, al tiempo que los clubs de carretera han mermado. «La razón es simple. La policía no puede entrar en los pisos sin una orden judicial mientras que la ley establece que los clubs han de ser inspeccionados al menos una vez al año», aseguró. En este sentido, añadió que se da el caso de empresarios de clubs de alterne que mantienen pisos junto a los establecimientos donde tienen a las menores que reclaman los clientes con el fin de lograr la invisibilidad del delito.

Un servicio del capitalismo

Carmen Meneses Falcón aseguró que los servicios sexuales son un «servicio más de la sociedad capitalista» y destacó la necesidad de reflexionar acerca de la demanda. En este sentido, dividió a los consumidores en cinco grupos. El primero de ellos, el más numeroso (24,6%) es el que agrupa a los conocidos como funners , jóvenes que buscan diversión en. Los segundos, un 21,7% del total, se conocen con el nombre de objetualizadores, hombres que quieren sexo sin compromiso, a los que no importa la situación de explotación que vive la víctima. El tercer grupo está comprendido por los buscadores de pareja (21,7%), personas que en ocasiones llegan a contraer matrimonio con estas mujeres y cuya relación deriva a veces en maltrato. Los riesgosos, un 19,8%, son hombres que consumen mujeres por su afán de riesgo, mientras que en último lugar están los personalizadores, un 12,6%, hombres a los que les gusta el sexo con compañía y que, según la antropóloga, son los hombres que están dispuestos a denunciar.

En cuanto a las víctimas de trata, la investigadora subrayó que en su gran mayoría proceden de Rumanía, China, Nigeria, Paraguay, Brasil y República Dominicana y sus edades, cada vez menores, van de los 15 a los 40 años.

Las víctimas de la trata no pueden elegir a sus clientes, ni las prácticas sexuales, ni usar protección. Tampoco cobran. «Todo lo que necesitan lo tienen en el club y todo tienen que comprarlo allí. Incluso el ginecólogo acude allí para hacer revisiones a las mujeres», manifestó Carmen Meneses. Asimismo, la antropóloga recalcó que en la mayoría de las ocasiones son forzadas al consumo de alcohol y de cocaína, se ven obligadas a abortar y están expuestas a infecciones de transmisión sexual.

La investigación arroja datos aberrantes. Según la directora del estudio, la peor situación de las víctimas se da por lo general entre las subsaharianas, mujeres que son arrojadas a la trata por sus propias familias y comunidades, que hacen el viaje hasta Marruecos a pie y que, al llegar al reino alauí pueden pasarse años en campos de refugiados. «A veces las embarazan para que entren a España con más facilidad y atentan contra los niños para explotar a sus madres», explicó. La antropóloga puso como ejemplo la lacerante situación de una de estas mujeres, cuya hija de tres años sufrió a manos de los tratantes tal paliza que le provocó una parálisis cerebral. «Al acudir al hospital, los médicos pensaron que se trataba de violencia doméstica y la madre acabó en la cárcel».

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