Diario de León

Las tinieblas de internet

Internet es como un iceberg y tan sólo vemos el 5%. El 95% restante está sumergido o, dicho de otra manera, resulta invisible a la mayoría. El experto en ciberseguridad del Incibe Manuel Ransán Blanco explica los secretos del conocido como ‘deepweb’.

El experto en ciberseguridad del Incibe, Manuel Ransán. JESÚS F. SALVADORES

El experto en ciberseguridad del Incibe, Manuel Ransán. JESÚS F. SALVADORES

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cristina fanjul | león

El internet profundo —deepweb en su terminología inglesa— no es tan sólo el mundo virtual en el que se desenvuelven las grandes redes delincuenciales. Es mucho más. En realidad, y según asegura el experto en ciberseguridad del Incibe Manuel Ransán, es todo lo que no aparece indexado en los buscadores de internet. «La cantidad de información es tan grande que no son capaces de mostrársela a los usuarios, explica. Los buscadores, como Google, por ejemplo, tienen sus propios algoritmos y dan más importancia a una información sobre otra. ¿Las claves? La cantidad de búsquedas es una de ellas, pero no la única, y es que no se puede olvidar que el modelo de negocio de las grandes empresas de internet está basado en la publicidad, con lo que «todas ellas tienen sesgos e intereses». No obstante, también existen páginas privadas que no permiten a los buscadores acceder y tan sólo los usuarios con contraseñas y códigos especiales son capaces de penetrar en ellas con un software específico. Aunque el internet profundo sea menos accesible, desde el Incibe se recuerda que se le aplica el mismo marco legal que a cualquier contenido ‘normal’. «Otra cosa es que en el curso de una investigación nos podemos encontrar con problemas por no poder seguir la traza hasta el responsable», sostiene Manuel Ransán. Además, subraya que los propios usuarios lo controlan, así como las Fuerzas de Seguridad del Estado, que la monitorizan para detectar actividades ilegales.

Manuel Ransán explica que el internet oculto supone el 95% de toda la información que circula a través de la red y, por lo tanto, hay de todo: blogs, páginas personales, foros de debate, bibliotecas virtuales, servicios de hosting, de correo y mensajería y un largo etcétera.

No obstante, un 5% de toda la web profunda tiene un claro propósito de ocultación. Para llegar a estos rincones es necesario un software especial (Tor, I2P, Freenet), programas que permiten acceder a webs privadas cuyos propósitos bordean o, en la mayoría de los casos, van contra la ley. «Esta deepweb se encuentra muy diseminada por internet, de ahí que el Incibe desarrolle soluciones tecnológicas que dan soporte a las actividades de investigación de la policía», precisa Ransán.

El problema, según sostiene este experto del Incibe es que la ciberdelincuencia evoluciona de manera continua. «Nuestras herramientas entran en la deepweb y buscan foros o referencias a través de palabras claves. Cada resultado tiene un peso determinado y analiza si la página en cuestión contiene imágenes, si la imagen indica la edad de las personas, incluso si se ve piel o, en el caso de los sitios de pederastas, genitales», explica. La red tiene códigos que discriminan a los usuarios en función de lo que quieran ver. En este sentido, Manuel Ransán detalla que hay técnicas muy complejas que logran burlar a la policía y pone como ejemplo que un servidor dé información dependiendo del lugar del que llegue el cibernauta. «Se usa sobre todo para los usuarios de redes pedófilas», acota y precisa que son páginas ‘blancas’ que actúan como contraseñas para que al llegar al sitio al que estas personas se dirigen les muestre ese contenido. «Para el resto de usuarios, esa página no mostrará el contenido delictivo», explica.

Y es que uno de los contenidos ‘estrella’ de esta red es la pornografía. «En este campo hay de todo: grabaciones íntimas de exnovios, videos de voyeurs, etc y «resulta complicado saber dónde está la verdad y dónde la mentira», manifiesta el técnico del Incibe.

Piratas

Los servicios de pirateo de información de usuarios también se mueven en esta zona de la red. «Por cien dólares puedes lograr que alguien piratee la cuenta de Facebook de alguien, lo que te dará acceso a toda su información», advierte Manuel Ransán, que alerta del peligro de las técnicas proxy, un ordenador que hace de enlace y puede hacerse pasar por cualquiera. Dentro de este segmento hay webs cuya actividad fundamental es el activismo político: cifrar un disco duro, encriptación de programas políticos, etc. «La razón de que sean invisibles se debe en muchos casos al hecho de que son utilizados por periodistas y disidentes en países autoritarios en los que su seguridad puede peligrar», destaca Ransán, que añade que también se sirven de la oscuridad grupos como el libertarismo americano, de corte anarquista. «En estos sitios aprenden cómo hacer alcohol casero, armas o bombas», explica. El experto en ciberseguridad avisa de que existe un mercado negro de cuentas de correo que pueden ser vendidas. «Sobre todo son cuentas de políticos y periodistas «Los usuarios de internet han de ser conscientes de que la seguridad es como una cebolla. Está formada por multitud de capas que pueden ser eliminadas», afirma

En el deepweb también se esconden los secretos de Estado destapados por espías y soplones. Así, Manuel Ransán precisa que hay espejos de wikileaks que evitan que toda la información destapada por Julian Assange se pierda, así como varias páginas donde publicar secretos con poca actividad. Es el caso de una web sobre los túneles secretos de la universidad de Virginia Tech.

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