El ombligo y yo

Tararí que te vi, tararí que te siento, tararí taifas sí, tararí vienen ciento... Aragón ya tiene quien la quiera independiente, país nación, la Pilarica soberanista y el copón bendito... Echenique lanza a Podemos al ruedo del independentismo reclamando para Aragón el título de país con capacidad de autodeterminación y soberanía propia, cosa en la que ya estaban la Chunta y los partidos aragonesistas-regionalistas-nacionalistas-soberanistas-independistas y todas las demás pistas donde se ensaya hace mucho el portazo y el ahí te pudras.

El nacionalismo aragonés es tan antiguo y ancho como el Ebro. Puesto a sacar reyes pispos o belicosos, tiene también una ristra de aburrir y ensalza glorias pasadas para poder sacar pecho ante la mayor personalidad identitaria del vecino catalán, así que la Corona de Aragón aún tiene cojín o vitrina en el subconsciente baturro, ese carácter maño que se obtiene cruzando un cazurro con un atravesao o un asturcón con una burraca burgalesa.

Terco, pero soñador, Aragón alumbró el mayor número de «colectividades campesinas» establecidas por los anarquistas en 1937, pura Guerra Civil (450 pueblos). Entre cazurros no sería imaginable ese entendimiento cooperativo; entre baturros, sí, igual que en las colectividades de Levante y Castilla (otros 500 pueblos). Fue la primera y única vez en Europa que alguien llevó a la práctica las teorías anarquistas, el autogobierno comunal, cosa que deja admirado al historiador lejano, sorprendido además de ver a tres leoneses liderando o inspirando aquel pujante movimiento cenetista-libertario (Durruti, Pestaña y Abad de Santillán); y que a los tres su tierra les fuera yerma o ingrata; sólo muy lejos destacarían y les darían autoridad.

Aquel sueño colectivista se chafó al poco; la guerra, claro; ¡y el nacionalista aragonés que traicionó al libertario!; 80 años después, el Podemos aragonés se apunta al soberanismo y, casi a la vez, la lideresa de Podemos-Andalucía le dice a Pablo Iglesias que ella y los suyos son partido autónomo, oshá, shiquiyo, que la Cosa España nos la suda.

El momento taifa mola y crece.