Diario de León

Cuando la sociedad no ve la violencia machista

El historiador Javier Fernández pone luz al maltrato que dejó ciega a Eva Pereira Denuncia la pasividad institucional.

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ana gaitero | león

No es un meme. La Venus de Boticelli con gafas oscuras y bastón de ciega es la portada del libro Quién te robó el arcoíris, y un homenaje a Eva Pereira, una mujer brasileña que emigró a España en busca de un mundo mejor y se convirtió en la protagonista de una terrorífica historia de violencia machista.

Lo cuenta y escribe el historiador berciano Javier Fernández, también invidente, quien con la ayuda de su hijo y más de 60 horas de grabaciones, ha reconstruido la «biografía inacabada» de esta mujer que logró huir de su agresor después de haber pasado desapercibida para su entorno y, de modo escandaloso, para las instituciones sanitarias.

«Después de dos meses de una paliza brutal la llevaron su agresor y su suegra al hospital y la devolvieron a casa sin denunciar el caso», señala el autor. Fue en Burgos. Finalmente, la mujer consiguió «con la ayuda de dos trabajadoras de los servicios sociales que, como habían hecho otros, no miraron para otro lado», recalca.

Eva Pereira, con sus dos hijas pequeñas, ha sido una de las usuarias de la casa de acogida de Fabero. «Sostiene que quedó ciega a causa de las palizas que recibió», apostilla el autor. Cuando entró en contacto con el programa de rehabilitación de la Once que entrena a las personas invidentes a adaptarse a la vida cotidiana con su ceguera, comentó su deseo de escribir sus memorias. «La rehabilitadora le puso en contacto conmigo y mi hijo y yo empezamos a escucharla», explica. El texto es una transcripción de la vida contada por esta mujer que ya había sido víctima de una violación, y otros abusos sexuales, en su país y dentro de la propia familia.

El libro mete el dedo en la llaga en los fallos del sistema judicial y penitenciario. «Su agresor estuvo cuatro años en la cárcel y cuando salió nadie se puso en contacto con ella para advertirle», comenta Fenández.

Escribir la historia de Eva Pereira ha supuesto «cumplir un deber moral y ético de denunciar situaciones terribles de violencia e ilegalidades de las instituciones y a la vez poner en práctica la disciplina de la Historia», explica.

Este historiador recoge las tesis que defienden que la violencia fue institucionalizada hace miles de años por el patriarcado para sustituir, allá por el Neolítico, a la sociedad matriarcal, matrilineal y cuyas divinidades eran diosas. «Fue un cambio lento que finalmente cuajó con la instauración de las tres religiones monoteístas», añade.

En este sentido, coincide con la activista feminista Silvia Federeci quien, comenta, «defiende que antes de la explotación de clase que describió Marx hay una explotación de mujeres».

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