De bola a Gordo
Cada leonés tiene consignados 87,52 euros, aunque los días previos al premio aumentaron las ventas.
Javier Martínez | redacción
22 de diciembre. Una fecha especial, una jornada de ilusión para todos los españoles. Un día de alegría para algunos y conformismo con el «al menos tenemos salud» para otros muchos; para mí, el 22 de diciembre de ese año fue el día en el que dejé de ser una simple bola y me convertí en «el Gordo».
Cada leonés tiene consigando este año 87,52 euros para el sorteo de este año, pero los loteros creen que se superará esta cantidad. Los días previos al sorteo se han animado las ventas.
Me presento: soy una bola del Sorteo de la Lotería Nacional y tengo un número cualquiera tatuado con láser en mi pequeño cuerpo de madera de boj. Peso 3 gramos y mido 18,8 milímetros de diámetro, exactamente igual que el resto de mis 99.999 compañeras numeradas, para que no haya quejas.
Todos los años, cuando se acercan estas fechas, nos convertimos en el centro de atención de mucha gente que compra décimos y participaciones para ganar un gran premio gracias a la fortuna (y a nosotras también, por supuesto).
Somos 100.000 bolas numeradas, unas encima de otras apelotonadas en la gran esfera transparente, esperando a que nuestras 1.807 compañeras de premios fueran trasladadas a su bombo pequeño.
Por último, un señor metió en el bombo pequeño la bola más esperada, esa que llaman Gordo y que se iba a convertir en mi compañera de tabla aquel día tan especial, con un «4 MILLS.» marcado en su cuerpo.
Mi número fue cantado y, cuando iba a ser colocada en la tabla junto con el resto de mis compañeras agraciadas, la mano de una niña lo impidió; se la veía sonriente, al tiempo que gritaba aquello de «¡cuatro millones de euros!» con su timbre ilusionado.
El sorteo continuó durante un par de horas, pero el hecho más importante ya había ocurrido; mi número cualquiera era lo más comentado en toda España.