Diario de León

Por los bebés de otros pesebres

El papa invoca la paz frente al terrorismo En la misa del Gallo interpela por los menores que viven en países de guerra y lo que se lanzan al mar en barcazas.

El papa besa la figura del niño Jesús durante la misa de Navidad en el Vaticano. CLAUDIO PERI

El papa besa la figura del niño Jesús durante la misa de Navidad en el Vaticano. CLAUDIO PERI

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C. cabrejas| ciudad del vaticano

El papa Francisco celebró la misa del Gallo con la que comienza el periodo natalicio, y en su homilía quiso recordar el «sabor triste de la Navidad» con niños bajo los bombardeos o que viajan en las barcazas para encontrar una vida mejor. Ante las cerca 10.000 personas que abarrotaban la basílica, Francisco recordó que hoy los católicos celebran el nacimiento de Jesús, el Salvador, y les recordó que eligió nacer en un pobre pesebre y entre los marginados. Recordó entonces los otros «pesebres» de hoy en día, donde a los niños se les «devora su dignidad».

Pidió a los fieles que se dejasen interpelar «por el Niño en el pesebre», pero también «por los niños que, hoy, no están recostados en una cuna ni acariciados por el afecto de una madre ni de un padre, sino que yacen en los escuálidos pesebres donde se devora su dignidad: en el refugio subterráneo para escapar de los bombardeos, sobre las aceras de una gran ciudad, en el fondo de una barcaza repleta de emigrantes».

Continuó: «Dejémonos interpelar por los niños a los que no se les deja nacer, por los que lloran porque nadie les sacia su hambre, por los que no tienen en sus manos juguetes, sino armas».

Un papa Francisco, que en todas sus alocuciones ha pedido a los fieles desprenderse de la mundanidad y el consumismo del periodo natalicio, explicó que «el misterio de la Navidad» es que por un lado «es luz y alegría» y por otro «interpela y golpea» pues «es al mismo tiempo un misterio de esperanza y de tristeza».

El papa Francisco invocó la paz para todos los que han perdido a seres queridos en los «viles actos de terrorismo que han sembrado miedo y muerte en el corazón de tantos países y ciudades», en el mensaje de Navidad que pronunció en el balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro.

Asomado en el balcón donde se presentó al mundo como papa el 13 de marzo de 2013, para impartir la tradicional bendición urbi et orbi de Navidad, Francisco fue invocando la paz ante todas las guerras y males del mundo. Imploró la paz para Siria, Ucrania, para los países de África aún en guerra, y también concordia para Colombia y Venezuela.

El pontífice argentino explicó que los ángeles anunciaron «paz en la tierra» con el nacimiento de Jesús y que este anuncio quiere llegar hoy «a todos los pueblos, especialmente los golpeados por la guerra y por conflictos violentos, y que sienten fuertemente el deseo de la paz».

Comenzó invocando la paz para «la martirizada Siria, donde demasiada sangre ha sido derramada» y «sobre todo en la ciudad de Alepo, escenario, en las últimas semanas, de una de las batallas más atroces».

«Es muy urgente que se garanticen asistencia y consuelo a la extenuada población civil, respetando el derecho humanitario. Es hora de que las armas callen definitivamente».

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