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La palabra como arma

‘No’ y ‘nada’ son palabras prohibidas en una negociación. Diez agentes de la Guardia Civil de León están preparados para actuar con armas letales como la escucha, la persuación y la palabra. Comunicadores, persuasivos, observadores, sociales, meticulosos y pacientes, han superado un proceso de selección para actuar en caso de secuestros, atracos o suicidios..

Carlos, uno de los negociadores de la Guardia Civil de León, en su despacho en la Comandancia. MARCIANO

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León

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carmen tapia | león

Diez guardias civiles de León se han preparado como negociadores en caso de secuestros, atracos o suicidios, pero son dos los profesionales que están en activo actualmente. Han pasado por un proceso de selección en el que se les ha valorado su capacidad de comunicación, persuasión, observación, paciencia y control de sus emociones. Son los primeros que llegan. Los de León son negociadores periféricos, los que sirven de apoyo a los principales, que están en unidades como los Geos y otras adscritas a la Dirección General. Los GRS de la Comandancia de León necesitará en su plantilla a un negociador.

El arte de convencer es más poderoso que cualquier armas. «La ciencia moderna aun no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas», dijo Sigmund Freud. Los negociadores son personas elegidas por tu templanza, por su timbre de voz tranquilizador, por su capacidad para ganarse la confianza y por su aguante. ‘No’ y ‘nunca’ desaparecen de su lenguaje cuando están en acción. «Nunca hay que añadir más carga de tensión donde ya ha mucha, sobre todo en los atrincheramientos».

Carlos es uno de los dos negociadores de la Guardia Civil de León. Es el jefe de la investigación de los delitos contra las personas. «Vamos a negociar, a convencer, pero, sobre todo, a que pase el tiempo», asegura. El tiempo es un gran aliado en las negociaciones con los posibles delincuentes. «Se trata de obtener la máxima información posible sobre esa persona, sobre las causas que le han llevado a atrincherarse, con o sin rehenes, y a descargar tensión».

En la academia les enseñan las estrategias de comunicación más eficaces en las distintas situaciones como atrincheramientos, rehenes o secuestros. No todas las estrategias funcionan en todos los casos.

En una situación abocada como el atrincheramiento, que son los casos más frecuentes, la persona suele estar sola, son rehenes, que amenaza con hacer algo como suicidarse o atentar contra alguien. Estas actuaciones suelen estar provocadas por problemas personales o trastornos mentales provocados por el consumo de drogas. «Son situaciones expresivas emocionalmente. En estos casos hay que empatizar mucho con esa persona, escucharla, tranquilizarla y reconducir esa decisión. Nunca hay que decirle que no o culpabilizarle de la situación. Es muy importante saber cual ha sido la causa que ha motivado que esa persona cometa ese acto». La técnica de negociación no sólo pasar por escuchar y conversar. El negociador sabe que su tono de voz pausado y palabras sin reproche son las estrategias más adecuadas para que la misión acabe con éxito. «Al fin y al cabo, la estrategia no es tan diferente como en la vida diaria. Nos pasamos la vida negociando».

Los negociadores buscan obtener el máximo de información posible para la investigación y para el operativo táctico por si tiene que intervenir las Unidades de Seguridad Ciudadana o los GEO.

En atrincheramientos con rehenes se puede dar la circunstancia de que el delincuente los haya retenido de manera voluntaria o involuntaria. «En estos casos hay una mayor incertidumbre porque se produce una contradicción de intereses si hay más de un secuestrador. El trabajo del negociador busca primero dar tiempo para establecer un cordón policial para evitar que los secuestradores se puedan trasladar a otros lugares». El negociador, en este caso, interviene para rebajar tensiones, escuchar las propuestas, transmitirlas a la autoridad y dejar que transcurra el máximo tiempo posible porque el tiempo rebaja la tensión».

En un secuestro con rehenes interviene el ánimo de lucro porque los delincuentes son profesionales. «La negativa, en general, siempre hay que rechazarla».

«Hay un mito equivocado sobre nuestra figura. Formamos parte de un equipo». El trabajo se desarrolla bajo una premisa: el que negocia no decide y el que decide no negocia.

El negociador debe saber escuchar y hacer creer al delincuente que entregarse es su mejor opción para que sea él quien tome la iniciativa.

«Cuando existe un secuestro, el primero que interviene es un negociador. Es una acción premeditada que se realiza para pedir un rescate. El recurso de la parte emocional aquí no funciona». La estrategia la dirige el investigador superior. Las estrategias de empatía y disuasión no funcionan como en el resto de los casos. El secuestro es un hecho planificado y el papel del negociador en este caso es el de obtener información de los que piden los secuestradores, exigir pruebas de que la víctima se encuentra bien, procurar un prórroga del plazo, no prometer lo que no se puede cumplir y no hablar ni interrumpir cuando los secuestradores hablen.

En las situaciones de crisis, una al año aproximadamente en León, los negociadores son los primeros en llegar. «Hay que darles una visión general del problema», explica Carlos, que en una de las negociaciones que intervino tardó seis horas en convencer a un camionero de León en deponer su actitud de atrincheramiento y amenaza de suicidio. «El canal de contacto suele ser el teléfono o detrás de la puerta».

La ausencia de relaciones sociales suele estar detrás de la mayoría de los casos atendidos en León. «Intervine en un atrincheramiento tras una denuncia de violencia de género. No estábamos seguros de que tuviera a su mujer como rehén, pero luego vimos que estaba solo con un cuchillo. Se entregó. En este caso era un hombre que tenía un entorno social reducido y no tenía a nadie con quien descargar ni compartir sus problemas por lo que sólo tienen su interpretación de los hechos. En este caso nuestro trabajo es alimentar otra visión de las cosas y darle otras perspectivas».

El equipo de negociadores están preparados para actuar ante determinadas actitudes de la conducta humana.