RETRATOS CALLEJEROS
El guineano que creó en León un pensamiento radical
carmen tapia | texto
F. otero perandones | foto
El amor llevó al filósofo guineano Eugenio Nkogo a establecer su residencia en León y crear el Pensamiento Radical, una corriente que crece en seguidores y que cuenta ya con una escuela en Abiayala, con sede en Buenos Aires, que tiene como medio de expresión FAIA, una revista de filosofía afro-indo-americana. «El pensamiento no pesa», repite en esta entrevista. Lo que pesa, asegura, es no cuestionar la realidad que se nos vende. «Al poder no le interesa que la gente reflexione por eso la filosofía está de capa caída».
El proyecto filosófico de Nkogo, catedrático del Instituto Padre Isla jubilado, fue elaborado durante la década de los ochenta y se materializó en La encerrona (1993), versión incompleta de Le Confinement (1997), y en L’humanicé en face de l’Impérialisme (1998) y culmina con obra que tiene precisamente el título de La Pensée radicale (2005). Escritas en francés tras doctorarse en la Sorbona de París. En Madrid, donde estudió la carrera de Filosofía, conoció a la que se convirtió en su mujer, una leonesa de Villanueva del Condado con la que se casó en 1977.
«En España hay cada vez menos filósofos. Han reducido horas de clase y se presenta la filosofía como optativa. Es una pena que se minusvalore. La filosofía es importante para tener un pensamiento crítico. Ahora con Internet hay un montón de propaganda y hay que seleccionar».
De padre agricultor de plantaciones de café e incansable viajero, Nkogo sostiene que «hace falta tiempo para madurar y hacerse un proyecto de vida. Lo que ha marcado mi trabajo es la investigación y la búsqueda de la verdad, que haya concordancia entre que lo decimos y lo que es. Todas las personas necesitan planteamientos orientativos y suelen tener unos principios. Hacer el bien para evitar el mal». El Pensamiento Radical ayuda a tener una reflexión crítica. «Pero nadie piense que con la filosofía se gana dinero, pero estará lleno de espíritu de la verdad. Habrá gente sumisa y conformista, pero también otra que cuestione la realidad».