Diario de León

VIOLENCIA DE GÉNERO

«Los recortes están apoyando la impunidad de los agresores»

CRISTINA DEL VALLE | CANTANTE Y ACTIVISTA SOCIAL

Cristina del Valle participa esta semana en varios actos en León. RAMIRO

Cristina del Valle participa esta semana en varios actos en León. RAMIRO

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ana gaitero | león

La cantante Cristina del Valle, luchadora por los derechos de las mujeres, viene a León el martes con un intensivo programa de actos que comienza las 20.00 horas del día 14 en la Fundación Sierra Pambley con la presentación del calendario Mujeres en el Tiempo de Stele y continúa el día 15 en el IES Vadinia de Cistierna con una charla a los escolares. Otro centro escolar en La Magdalena y la casa de acogida de mujeres víctimas de violencia machista Simone de Beauvoir de León son otros de los compromisos en la agenda de la activista. Ayer, en Madrid, se solidarizó en la Puerta del Sol con las mujeres de Ve la luz que hacen huelga de hambre para reclamar que la violencia de género sea asunto de Estado.

—Las cifras de la violencia machista siempre son dramáticas, pero las que se están dando en 2017 son terroríficas. ¿Qué está pasando?

—Hemos vuelto a las cifras de asesinatos machistas de 2010. Estamos asistiendo a lo que se llama la rebelión de las esclavas: las mujeres toman conciencia de que son portadoras de derechos y la violencia se hace explícita cuando deciden romper. No olvidemos que un 36% de las asesinadas han denunciado. Esto tiene dos lecturas: el fracaso total de las instituciones y la consecuencia de la reducción de un 30% del presupuesto en los programas estatales de la lucha contra la violencia de género.

—¿La crisis ha agudizado este problema?

—La crisis es una coartada. Es fundamental que se active una política de Estado frente a ese 30% de recortes que repercute en casas de acogida y en todo el sistema de protección y asistencia. Además, la crisis ha hecho que muchas mujeres se retraigan de denunciar por su situación de indefensión económica y siguen conviviendo con el agresor. Los recortes están apoyando la impunidad de los agresores. Se les está pidiendo a las mujeres que evalúen la peligrosidad y sean sus propias abogadas.

—Va a dar dos charlas en centros educativos de La Magdalena y Cistierna. ¿Por qué es necesario actuar en este ámbito?

—La educación es la clave. La prevención y el cambiar el modelo de relaciones amorosas, el amor a cualquier precio, son imprescindibles en la lucha contra la violencia machista. Es necesaria una educación en igualdad porque estamos viendo que el machismo cambia de forma pero no en el fondo. Los índices de violencia más altos se dan en parejas más jóvenes. Hay que ahondar en la prevención y en la garantía de la seguridad de las mujeres víctimas.

—¿Qué falla en la protección?

—Hablaba con las mujeres de Ve la luz, que están en huelga de hambre en la Puerta del Sol, que es vergonzoso que frente a un hombre agresor el sistema sea incapaz de proteger a una víctima. A la víctima se le concede una orden de alejamiento porque su ex pareja es un tipo peligroso para ella y tiene que ser ella la que se esconda en una casa de acogida con sus hijos, mientras el agresor está en la calle. Yo lo viví con mi madre. Vivíamos en Asturias, éramos cuatro niñas, tuvimos que irnos, dejar nuestra escuela, nuestros amigos, el hogar donde vivíamos... Las víctimas de violencia de género son mujeres inmigrantes: el sistema no les garantiza una seguridad. Eso debería ser escándalo nacional. En España hay más de 300 casas de acogida que se están convirtiendo en aparcaderos de mujeres por falta de presupuesto y personal especializado.

—¿Los productos culturales como la música, videojuegos, películas, etc. siguen siendo un caldo de cultivo de esos patrones tradicionales?

—Toda la cultura está atravesada por el machismo. Desde la audiovisual hasta los libros de texto de la ESO en los que las mujeres apenas aparecen representadas (0,1%), como si no hubiéramos participado en el desarrollo del mundo. El 87% de las letras de las canciones que consumen adolescentes y jóvenes relacionan la palabra amor con sufrimiento, muerte y dolor. Y eso unido a una hipersexualización de las mujeres refuerza esos patrones tradicionales. Bien es verdad que la lucha de muchas mujeres activistas está cambiando algunas cosas.

—¿Por ejemplo?

—La ley integral puso la violencia de género en la agenda política. Frente al silencio de los hombres, del clamoroso silencio de los no maltratadores, tenemos el dato de que España tiene el mayor número de organizaciones de hombres por la igualdad. Hace falta el compromiso de los hombres enjuiciando a los maltratadores y dando un paso frente al modelo de masculinidad que está acabando con la calidad de vida de las mujeres. Porque no son sólo los golpes. La violencia psicológica se traduce en muchas enfermedades silenciosas, como fibromialgia, angustia, depresión, infartos ... y se estima que 400 mujeres se suicidan al año con un cuadro de violencia psicológica.

—Frente al síndrome de la violencia aprendida usted se ha convertido en una luchadora, pese a haber vivido junto a su madre la violencia machista. ¿Cómo se supera esa vivencia tan dura?

—La angustia de no poder defender a tu madre genera secuelas brutales en los niños y niñas. Se cree que incluso un feto puede sufrir el trauma si hay malos tratos durante el embarazo. En mi caso, mi madre fue una mujer valiente, cambiamos de ciudad y salimos adelante. Me eduqué en un lugar abierto a otras mujeres víctimas en una época en la que no había casas de acogida. Mi madre acogió a muchas de esas mujeres que huían con sus niños y niñas y viví ese ambiente de solidaridad y apoyo.

—Un hombre se suicidó hace unos días con su hija, ¿es la muestra de una violencia aún más extrema?

—Los crímenes contra las mujeres son crímenes de odio. Estos hombres que atentan contra sus hijos están diciendo a la mujer: «Te voy a hacer daño el resto de tu vida». No las perciben como portadoras de derechos y es un acto de posesión y de demostración de poder.

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