Hacia un mundo de despojos
Un cambio de paradigma. Esto es lo que propone en su tesis doctoral el ingeniero leonés Secundino Prieto, que lleva analizando la gestión de los residuos en la provincia durante años y que defiende desterrar modos de pensamiento caducos. Lo hace con una simple pregunta: ¿Qué contamina más leer el periódico en papel o en la página digital?
cristina fanjul | león
¿Y si este no fuera el camino? Esta es una de las preguntas que se hace Secundino Prieto en su tesis doctoral. La investigación, titulada Análisis de ciclo de vida aplicado a los sistemas de gestión de residuos de envases en la provincia de León, analiza el impacto ambiental de actividades del día a día para descubrir cuál sería el mejor sistema de gestión de residuos y qué implicaciones tiene cada uno de ellos. Destaca Secundino Prieto que en 2015 se generaron en León 209.098 toneladas, una cantidad equivalente a una tasa de aportación de 1,19 kilos por habitante y día. Ese mismo año, se recogieron de forma separada, aproximadamente 3.789 toneladas de desechos de envases procedentes de los hogares. Estos datos implican que el porcentaje de envases en la provincia alcanza el 15,28% de la masa total de residuos. Es decir, se producen anualmente más de 31.000 toneladas de envases. ¿Se puede acabar con ellos? o, mejor ¿se pueden reaprovechar?
Para contestar esta y otras preguntas, hay que analizar varias disyuntivas. Una de ellas es el impacto ambiental de acciones cotidianas, como leer el periódico y, en este caso, ¿qué se come menos recursos hacerlo en papel o de manera digital? «Porque si en el primer caso hay que medir el impacto de la tala de árboles, de elaboración del papel, de la tinta, o de la energía necesaria para hacerlo, en el segundo, a la construcción del ordenador, del teléfono móvil o de la tableta, hay que unir la energía que se consume durante el tiempo en el que la máquina está encendida», explica Prieto, que sostiene que podríamos llevarnos sorpresas. «El impacto ambiental de leer el periódico en red es mayor que el de papel», manifiesta. «Cuando se cuantifican los impactos ambientales, llegamos a la conclusión de que el gran impacto es el consumo energético mantenido en el tiempo», dice el experto.
Y es que este ingeniero de Minas, técnico en gestión y protección del Medio Ambiente Urbano, defiende que no se tiene en cuenta el desplazamiento de cargas ambientales cuando se habla de huella ecológica. «Puede que tengamos una gestión adecuada aquí, pero lo que hay que sopesar es el análisis desde la cuna hasta la tumba», es decir, hay que tener en cuenta todas las etapas, el análisis del ciclo de la vida. Pone como ejemplo ciertos costes ambientales que tradicionalmente se han olvidado. Un ejemplo es el lindano, un herbicida que resulta infusible, imposible de destruir.
«Todo ello nos lleva a analizar los sistemas de gestión de residuos desde un modelo que requiere de un compromiso ciudadano para resultar más eficiente», sostiene. Secundino Prieto considera que el sistema actual supone un paradigma que en cierto modo está «agotado». «En sus objetivos numéricos no va a permitir mejorar los sistemas, sobre todo porque no se puede reintegrar el producto a la economía», defiende.
El ingeniero manifiesta que para mantener el consumo en España se necesitan 2,5 veces el espacio del territorio español. «No es sostenible», manifiesta Prieto, que pone como ejemplo que para fabricar un simple brick hacen falta tres materiales (plástico, aluminio y cartón) cuyo proceso de separación implica un coste ambiental «altísimo». Por esta razón, esa transformación no se realiza. «La mayoría de las veces, el material que resulta se utiliza para fabricar material urbano», explica.
Por ello, la tesis de Secundino Prieto plantea un cambio de paradigma, que se modifique el modelo de gestión de envases con el fin de comprobar cuál es el que menos impacto ambiental tiene. Su hipótesis defiende que los envases regresen al comerciante en lugar de al reciclador, un cambio que supone una vuelta a los orígenes: reembolsar al consumidor lo que él ha pagado por el envase en un primer momento. Y es que en el precio del producto va implícito el valor del envase. La razón por la cual no se adopta este sistema lo encuentra Prieto en que en España sólo se analiza el coste económico de los desechos, pero no el coste ambiental. «Si yo llevo el envase al súper, el mismo camión que lleva los productos a ese punto, puede llevarse los residuos», explica. «Mientras que el actual sistema basa su éxito en la conciencia ambiental del ciudadano, el otro permite la compensación», manifiesta. Y es que el problema está lejos de solucionarse. Secundino Prieto pone como ejemplo que en León se generan de manera anual 460 millones de envases de un solo uso. «El objetivo ha de ser reciclar todo», afirma.
El ingeniero de Minas, autor de la tesis doctoral, Secundino Prieto, en su despacho. RAMIRO