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León

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Al final, todo encaja. Es el caos, que hace que las cosas se ordenen. Siempre podemos contar con él. El caos es el gran armonizador del universo, el que todo lo explica, el que hace que el mundo se reequilibre. Sin él, todo sería mucho más gris, más aburrido, peor... El único elemento distorsionador del caos es que no eres capaz de darte cuenta de lo que implica hasta que ya ha pasado. Por eso, cuando hablamos del final de la minería, cuando descubrimos que ‘alguien’ en España hace lobby para apartar a León del núcleo central del Corredor Atlántico, cuando leemos que la inversión en la provincia es tan despreciable como el sueldo del 80% de sus habitantes, cuando la despoblación va tan rápido que no somos capaces de verla, cuando nos dicen que no, que no seremos nosotros los que exprimiremos la industria desarrollada alrededor de la tecnología de los drones, que la Junta pone cero para León pero que Feijóo invertirá 160 millones, cuando sale Puigdemont en Harvard y suelta que Cataluña es la cuna del Parlamentarismo y nos rasgamos las vestiduras... Hay más, hay tantas malas noticias que ocurre como con las palabras, que a fuerza de usarlas, pierden su significado. Con León pasa igual. Hemos dejado de ver que el horizonte ni siquiera existe. Hemos manoseado los conceptos hasta hacer que se difuminen. Así que ahora estamos como Moisés cuando se sentó a esperar la muerte con la vista puesta en la tierra prometida, pero al revés. Será Canaán la que desaparezca ante nosotros, será León el que pronto pasará a convertirse en un espejismo y nosotros subiremos al Teleno —si es que sigue existiendo— para verlo desaparecer. Y, ahora, cuando purgamos nuestros pecados, puede que el caos se ponga de nuestro lado. Nunca se sabe. El azar es lo único cierto, lo único que resulta inmutable, como el cambio. Así que confíen. Siempre hay cisnes negros que aletean para que al otro lado del mundo las cosas den un giro de 180 grados. El caos no deja de ocurrir. Ahora mismo está pasando, aunque ni siquiera lo percibimos. El caos, que sigue pasando aunque los haya que crean que todo pasó.

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