Bailando sobre el río Eria
Los vecinos de San Esteban de Nogales acompañan a su patrón, san Jorge, hasta la ermita en un paseo que recupera los danzantes y desafía al agua con el puente de ramas y palos.
a.g. valencia | san esteban de nogales
Es una de las romerías más madrugadoras de la provincia. De las primeras que abren el calendario festivo y como tal las ganas por volver a coger el pendón, por cruzar el puente y por honrar al patrón se palpan en el ambiente. Los vecinos de San Esteban de Nogales bailaron ayer sobre el Eria, desafiando al río y atravesando el puente de palos y ramas, que una semana antes se construyó para la ocasión. El objetivo, llegar a la ermita y cumplir con la tradición de dar tres vueltas al templo con la reliquia, la Virgen y la enseña de la localidad.
Este año la fiesta fue más tradicional que nunca. Tras varios años sin danzantes, los mozos y las mozas del pueblo volvieron a enfundarse los bombachos, las cintas y los fajines rojos para acompañar el paseo. Nada se les puso por delante y al son del paloteo, la chifla y el tambor guiaron los pasos de san Jorge que, una vez más, cruzó el Eria hasta la otra orilla.
Puntuales, a la una y con un sol más que primaveral, los danzantes esperaron a las puerta de la iglesia ante una enorme expectación. Muchas fotos y ganas de disfrutar. Así transcurrió la mañana que siguió hasta la ermita donde se realizó la ofrenda. La noche fue para el espectáculo pirotécnico que recreó la leyenda del dragón. San Jorge puede estar orgulloso.