PROPUESTA LEGISLATIVA EN MARCHA
Australia prohibirá a los pederastas salir del país por turismo
Una ley intentará poner coto al abuso de niños en el extranjero por parte de criminales fichados. La mitad de los depredadores sexuales que viajaron en el 2016 optaron por el sureste asiático
A los pederastas australianos se les ha acabado el turismo. Canberra ultima la medida más radical y audaz contra el abuso infantil para evitar los crímenes sexuales de sus nacionales en el sureste asiático. Casos como el del septuagenario Robert Andrew Fiddes, condenado a 15 años en Indonesia por abusar de 11 niñas, ya habían avergonzado cíclicamente a un país especialmente sensibilizado. Lo de Peter Scully fue más lejos: está siendo juzgado en Filipinas por vender grabaciones donde violaba, torturaba y mataba a niñas.
No hay precedentes de una iniciativa que empezará a tramitarse en breve en el Parlamento y que podría devolver ese debate ético sobre la frontera entre la protección de los menores y los derechos de quienes ya han pagado su deuda social. Las tibias voces discordantes desde que la medida fuera anunciada la semana pasada anticipan su aprobación. Australia ya había aprobado una ley que castiga con penas de hasta 25 años de cárcel a los que cometen delitos de abuso sexual en el extranjero.
"PREOCUPACIÓN CRECIENTE"
“Existe una preocupación creciente en los países de nuestro entorno por el número de condenados por abuso infantil en Australia involucrados en el turismo sexual”, ha justificado Julie Bishop, ministra de Asuntos Exteriores. La ley forzará la entrega inmediata del pasaporte de los cerca de 20.000 condenados que permanecen bajo supervisión. Casi 800 de ellos viajaron al extranjero el pasado año y un tercio ignoró la solicitud del permiso, según datos oficiales.
Canberra calcula que cada año se sumarán 2.500 nuevos nombres a la lista. El castigo será perpetuo para 3.200 pederastas con delitos especialmente serios. El resto podrá solicitar la revocación tras unperiodo de prueba de varios años en los que deberán estar localizables. También se contemplan excepciones para los condenados que necesiten viajar por negocios o asuntos familiares o que deban regresar a Australia tras la expiración de sus visados.
La medida es un triunfo personal de Deryn Hinch, senador independiente y víctima de abusos durante su niñez. Hinch, quien ha participado en la redacción de la ley, ha sido encarcelado en un par de ocasiones por identificar a los pederastas desde la radio a pesar de que la justicia se lo había prohibido. “Cuando violas a un niño, pierdes algunos de tus derechos civiles”, ha dicho Hinch. Rachel Griffiths, actriz y tenaz defensora de la infancia, ha subrayado la insensatez de una ley que prohíbe salir del país a los ciudadanos en bancarrota y permite que los pedófilos paseen por los destinos de turismo sexual.
ATRAÍDOS POR EL SURESTE ASIÁTICO
La mitad de los pederastas australianos que salieron al extranjero el pasado año optaron por el sudeste asiático. La zona, que ofrece precios bajos, playas paradisíacas y deliciosa gastronomía para el turista común, añade ventajas objetivas para el depredador sexual. La pobreza y la corrupción aguan a menudo el cumplimiento de leyes mejorables. La eficaz lucha en Tailandia ha empujado a los pederastas hacia las vecinas Laos, Vietnam y Camboya. Hace apenas una década no costaba ver parejas sospechosas en la ribera de Phnom Penh.
El abaratamiento del turismo, internet y la privacidad que permiten las viviendas privadas alquiladas frente a los tradicionales hoteles explican el fracaso de Gobiernos y ONG, según la organización para la protección de la infancia EPCAT. “A pesar de 20 años de trabajo duro, la explotación infantil por parte de turistas se ha expandido por todo el mundo”, sentaba un informe del pasado año. La organización también llamaba a superar el cliché del pederastacomo un hombre blanco, occidental y rico. Hoy caben ya todos los perfiles. Las posibilidades de ser arrestados, acusados y condenados siguen siendo escasas porque los pederastas eligen países con legislaciones débiles que aceitan la impunidad.