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otro RECONOCIMIENTO A SU CORAJE

Lucas Vázquez anima a Marta Casado

El futbolista envía un vídeo a la cuenta de Facebook de la deportista berciana

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CARMEN TAPIA | TEXTO

LUIS DE LA MATA | FOTOGRAFÍA

«A por ello». Ese fue el primer impulso que sintió Marta Casado Palacio cuando, con 14 años, le diagnosticaron un osteosarcoma el hijoputa, como lo llama la familia, y que obligó a la amputación de la pierna por encima de la rodilla. Las sesiones de quimioterapia y varias operaciones en el Hospital de León no han conseguido borrar la sonrisa ni la ilusión de esta ponferradina que acude diariamente a rehabilitación. Marta se notó un bulto en la pierna parecido a uno de grasa que le quitaron en la mano cinco años antes. Pero no era igual. Creció de tamaño en pocos días. Fue el padre de su mejor amiga, Jesús Martínez, traumatólogo del Hospital del Bierzo, quien diagnosticó la enfermedad. «Cuando vio la radiografía enseguida pidió un escáner. Era cancerígeno». Del Bierzo al Hospital de León. El equipo del traumatólogo Luis Ramos Pascua, especialista en tumores óseos, se hizo cargo de su caso.

Marta era y es, con 16 años, sólo una niña que se ha convertido en un ejemplo para su familia y amigos. Una de las caras visibles de los diez menores que cada año se enfrentan al diagnóstico cáncer en la provincia de León. Pequeños héroes. Tras la confusión que sintió al principio «porque con 14 años no era capaz de asimilar lo que pasaba»— asegura— «comprendí que tenía que luchar. Me ayudó la psicóloga de la Asociación Contra el Cáncer de Ponferrada, a la que recurrí. Me informó de lo que me iba a pasar, como que se me caería el pelo, pero eso no me preocupaba». Y lucha. Todos los días. Su madre, Amparo Palacio, comprueba cada día lo que ya intuía de su hija. «Es muy madura y sensata». Una característica común de los supervivientes de cáncer infantil.

En octubre del año pasado volvió a entrenar. Antes del diagnóstico, desde que tenía 6 años, competía en gimnasia rítmica, pero ahora dedica más horas. «Hago ejercicios que antes no era capaz de terminar. No lo vivo igual. Disfruto, estoy más satisfecha y optimista que antes».

Entre saltos, colchonetas y bicicleta estática, Marta proyecta su futuro que imagina como enfermera o periodista. Cada seis meses, después de las revisiones médicas, renueva y amplía sus objetivos.

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