CORNADA DE LOBO
Pobre pollina
Marruecos es nuestro vecino contiguo, agüita salá mediante (o alambrada concertina), y no por ello deja de parecernos un mundo lejano y exótico con un vivir tan diferente, que nos hace recelar y replegar las confianzas... es quizá porque en el fondo los marroquíes son un trozo de nuestro viejo espejo (y pellejo)... por eso nos asusta esa morabía, no pocas veces es como asomarnos a nosotros mismos... aunque resolvemos culpas y complejos al instante convencidos de nuestra superioridad... y de que toda la culpa es de ellos.
De Marruecos vino una noticia truculenta el pasado viernes recogida en muchos medios (el agosto informativo pide serpientes, fiestas y fenómenos): «Quince adolescentes contraen la rabia por practicar sexo con una burra»... bestial, bestialismo... aunque lo novedoso de la noticia es que también las burras puedan transmitir la rabia; la creíamos exclusiva de perros, cachorros radicales y políticos en el trullo.
Las burlas racistas se esparramaron en el bar... normal, dijeron algunos, los moros son así... y añadieron zoofílico al fardo de adjetivos feos que habitualmente echamos a su espalda.
Escandalizarse por eso, dijo Sócrates, suele delatar algún episodio inconfesable en quien más se burla. El sexo con animales es tan antiguo como la soledad. Y aquí alguno tiene cara de haber estado demasiado solo alguna vez.
El silencio acampó en el bar y lo rompió Peláez para recordar que en 1972 detuvieron los guardias a uno en La Virgen del Camino -treintaitantos años, carpintero y ebrio- cuando intentaba violar a una pollina que estaba atada en las eras del pueblo... ¡a plena luz!, eran las tres de la tarde.
¿Sexo animal?, a la orden del día, desde Calígula con su caballo a doña Sole con su gran danés. En lo rural es más fácil y no sólo por el mito pastoril. Nos contaba Julio Llamazares hace tiempo haber visto cómo guajes de su pueblo se cepillaron en grupo a una gallina, algo bastante viejo y universal por otra parte. Aunque nada iguala a una Biblia hebrea del s. V en la que Adán se tira a todas las hembras animales del Paraíso... ¡a todas!... superbestial.