La leonesa celadora mayor y enganchada a Gredos

efe | ávila

Ella misma dice que probablemente también sea la única de España, pero prefiere ser prudente y se conforma con haber sido pionera, que ya es bastante, en una comunidad en la que en 27 años sólo hay otras 3 mujeres celadoras: una en el Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia y dos en el Parque Nacional de Picos de Europa.

Este oficio en el que predominan mayoritariamente los hombres, parecía territorio vedado para las mujeres, hasta que Suárez se abrió paso para convertirse en 1993 en la primera mujer celadora mayor, en este caso en la Reserva Regional de Caza de la Sierra de Gredos. Eso sí, con la peculiaridad de que su ejercicio se restringe, al contrario que en otros espacios naturales, a la cara sur de este espectacular macizo montañoso abulense que en su cara norte cuenta con otro celador mayor.

Ambos tienen bajo su mando a once celadores que desempeñan las funciones de vigilancia y custodia de la fauna y la flora, aunque también tienen que realizar las correspondientes denuncias por infracciones y llevar a cabo los planes de caza de la Reserva. Un trabajo arduo que, desde que Alfonso XIII creó la figura de celador precisamente en el Coto Real de Gredos, recaía sólo en los hombres porque, tal y como ha explicado a Efe Gloria Suárez, era un puesto que «los hijos heredaban de sus padres».

Convocatoria pública

Así fue hasta que en 1990 el traspaso de competencias del Gobierno central a los autonómicos hizo que el Ejecutivo de Castilla y León realizara la primera convocatoria pública de oposiciones con quince plazas.

Suárez decidió presentarse y en marzo de 1991 sacó la plaza para la Reserva Regional de Caza de la Sierra de Gredos, pensando que en dos años se volvería a su León natal.

Sin embargo, sus planes no se cumplieron porque, además de que Gredos le «enganchó», ese viaje al sur de la Comunidad le deparó la sorpresa de conocer a quien hoy es su marido, Mariano, con quien ha tenido dos hijas que ahora tienen 18 y 16 años.

Precisamente su esposo es también celador en esta vertiente gredense, por lo que actualmente se encuentra a sus órdenes, al igual que otra decena de compañeros de los que asegura no sentirse «jefa». Vecina de Guisando, una de las localidades más bonitas de Gredos y de la provincia de Ávila, Gloria Suárez insiste en que la belleza de esta sierra abulense le «enganchó» tanto, que ahora se siente como en su propia casa.

Aunque reconoce haber vivido los sinsabores de un puesto que en su vertiente de agente de la autoridad obliga a poner denuncias, Suárez describe con tanta pasión como dulzura las ventajas de vivir en un lugar rodeada de naturaleza. En este sentido, describe la magia de los amaneceres y atardeceres, así como el privilegio de «empatizar con el territorio» de tal manera que es capaz de saber cuándo acaba el verano con el «sonido diferente del aire» o con el «crujir de las hojas al caer».

Son esas «pequeñas cosas» que dice la canción de Joan Manuel Serrat las que hacen que ahora no se vea en otro entorno mejor, tras haber salido de León pensando en volver pronto y con el deseo de su hermano de que no aprobara las oposiciones por su bien.

Vocación

Sin embargo, aquel taller de medio ambiente de la Diputación leonesa al que llegó ‘rebotada’ de sus estudios le dio la oportunidad de descubrir su verdadera vocación y, tras ejercer como guía durante medio año en Soto de Valdeón, en Picos de Europa, sacó las oposiciones de celadora.

Su traslado a tierras abulenses se convirtió en un viaje iniciático que le ha permitido convertirse en la primera mujer Celadora Mayor, abriendo puertas a otras mujeres porque según asegura: «Es un trabajo más de los que podemos desarrollar igual de bien que los hombres». Aunque reconoce que en este mundo aún se encuentra con comportamientos machistas en los que prefiere no incidir, Gloria Suárez tiene clara la igualdad entre mujeres y hombres: «Creo en el valor de las personas, con independencia del sexo».

En este sentido cree en «la igualdad de oportunidades para acceder a un empleo» que en este caso cuenta con mayoría aplastante de hombres.

Quizá por eso, los organizadores de los XXIX Premios Gredos, que se entregan precisamente en Guisando, han decidido otorgarle este año el galardón que lleva el nombre de un rincón de Gredos: «El Risco Jugaero».

Entre sus méritos figura «haber sido la primera y única mujer con este puesto de trabajo en Castilla y León», siendo «embajadora de Gredos y coordinadora de los cazadores» que vienen a cazar a la Reserva desde Estados Unidos, Canadá, México, Alemania... «Es una enamorada de vivir en un pueblo de montaña, de su luz, de sus paisajes y de la hospitalidad de su gente», aseguran los organizadores de estos premios.