La historia de Barrabás en el antiguo camposanto de la ciudad

Fue en 1940 cuando comenzaron los primeros traslados de panteones a Puente Castro desde el camposanto de la carretera de Asturias, donde ahora está la residencia de la tercera edad San Luisa, antes maternidad. El cementerio que se había inaugurado en 1809, durante la ocupación francesa, tuvo el primer nicho en propiedad en la persona de Gabriel Álvarez Álvarez, que luego pasó a ser propiedad de Basilia Jolis. Entonces, se pagaban dos pesetas al año por el canon foral. Sin embargo, y según contaba Máximo Cayón Wandaliso en La Hora Leonesa, por entonces murió en León un popular escribano apellidado Gutiérrez, que era conocido como ‘Barrabás’, el cual, tal vez llevado por las corrientes de la Revolución Francesa, no se distinguía precisamente por por sus creencias religiosas, siendo por ello un motivo de escándalo público entre la piadosa vecindad. Él sería el primero en ser enterrado en el cementerio y el efecto fue desastroso. «El pueblo de León, sabiendo como sabía que el impío había estrenado el camposanto estuvo por amotinarse. Y para aplacar los ánimos exaltados, tuvo que intervenir, con todo su celo apostólico, el obispo de Léon, Pedro Luis Blanco, tranquilizando la conciencia de sus escrupulosos diocesanos».

De aquel cementerio se cuenta que decía el alcalde Cecilio Díez Garrote, regidor entre 1903 y 1905, que los muertos que en él descansaban ocupaban el lugar más higiénico de la ciudad...

La clausura de este viejo cementerio se llevó a cabo en 1932. Al día siguiente, el uno de febrero de este mismo año, se abría el camposanto de Puente Castro. El primer enterramiento que se efectuó fue el de Eugenia de la Fuente Núñez.