Diario de León
Publicado por
PEDRO TRAPIELLO
León

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Mentir no es fácil en la radio, tiene su complicación. Si con la letra nos delatamos, con la voz nos desnudamos.

Todo el mundo, más o menos, sabe o sospecha cuándo miente quien le habla... por el tono de voz, el ritmo o titubeo, por volver la mirada a la izquierda (al parecer, detalle inequívoco) o por ese gesto chivato de la comisura de los labios, pistas que, sin embargo, en la radio no caben; ahí la gente es voz, sólo voz, no tiene rostro que distraiga ni ojitos mirando a cámara para camelarnos, así que en la radio toda la atención se va al tono de la palabra, al cantar de la voz, tan de pandereta o de lorito en mucha radiofonía de hoy... por no hablar de las voces publicitarias, tan a menudo pijitas, de hojalata o de tómbola porque lo pide un tiempo de modas y gustos estridentes.

Lo curioso es que a cada voz le ponemos automáticamente un rostro, nos imaginamos una cara que vaya acorde con esos tonos (rostro galante, claro) y, cuando al fin conocemos un día la cara del dueño de esa sugerencia grave o melodiosa, nos llevamos el gran chasco (al igual que la tele te hace más gordo, ¿la radio te hace más alto?).

Y lo que no es voz es música, que sirve para reforzar contenidos o para descansar el parlante metiendo disco o cortinilla musical entre paquetes... y es más que obligatoria en la publicidad, es lubricante para la taxativa orden de compra que encierra toda propaganda, vaselina musical... o lija a veces, pues si escribo estas líneas fue por escuchar una cuña en la radio local donde se anunciaba un concesionario de vehículos; y el locutor daba entradilla al mensaje diciendo algo como ¿sabes a dónde te conduce tu coche?... y zas, entra música clásica, hoy tan publi-chic... ¡pero era el Requiem de Mozart!... si esa es la pista, la respuesta es clara: ¡te conduce al cementerio, salao!... es decir, o el que ideó esa cuña es un genio de la contrapublicidad... o no tiene idea de para qué sirve un requiem... o ignora imperdonablemente que esa música sonó siempre en la radio para las esquelas de pago, hoy ya tan raras... menos en Galicia... «rogad a Dios en caridad por el alma de... fulanito».

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