«La sanción a los puteros es una vía necesaria»

ana gaitero | león

De negocio casi artesanal, sin apenas impacto económico, a la tercera fuente de beneficios dentro de las industrias ilícitas por detrás del tráfico de drogas y de armas. Ese el mundo actual de la prostitución. La escritora feminista Rosa Cobo analiza el impacto del neoliberalismo en la prostitución dentro de las jornadas de la asociación Flora Tristán que bajo el lema «Mi cuerpo soy yo» arrancan mañana en el Palacio del Conde Luna (18.00-20.00 horas) con la conferencia que ofrecerá esta profesora de Sociología de la Universidad de La Coruña y también directora del Centro de Estudios Feministas y de Género. Desgranará las claves de su libro La prostitución en el corazón del capitalismo publicado este mismo año. La entrada es libre y gratuita.

—¿Cuál es la tesis de este libro?

—En este libro he argumentado que en el siglo XXI la prostitución no puede ser analizada separadamente del capitalismo neoliberal porque se ha convertido en un sector económico fundamental para la acumulación capitalista. La industria del sexo es el tercer sector económico en beneficios a escala global en el marco de las economías ilícitas.

—’La prostitución es el oficio más antiguo del mundo’. ¿Qué le este dicho tan arraigado?

—La prostitución no es un oficio, es una forma extremadamente difícil de ganarse la vida. Es una forma brutal de explotación sexual. La humanidad no debe considerar la explotación sexual como un oficio.

—Dice que es un gran negocio a escala planetaria. ¿Hay alternativa?

—Sí. Siempre existen alternativas a la explotación. Es necesario diseñar y aplicar políticas públicas para las mujeres que están en prostitución y quieren explorar otras formas de vida y entrar al mercado laboral. Hay que prohibir los prostíbulos, penalizar a los proxenetas y sancionar a los puteros.

—¿Cuándo hablamos de prostitución hablamos siempre de trata?

—La prostitución y la trata es un continuum. La industria del sexo necesita abastecerse de mujeres y por eso recurren a formas brutales de violencia y coacción. Y estas formas de coacción para captar y mantener a mujeres en el negocio existen para mantener la industria de la prostitución. La trata es la cara más violenta y amarga de la prostitución.

—¿Qué es la abolición normativa?

—El abolicionismo normativo es una posición ética y política que señala que la prostitución debe desaparecer porque es una fuente inagotable de explotación sexual y económica. Para lograr ese objetivo se requieren políticas públicas para apoyar a las mujeres en prostitución y mecanismos políticos y jurídicos para prohibir la industria del sexo y para penalizar a los puteros.

—Desde los sectores que se propone la regulación, se argumenta que hay mujeres que ejercen la prostitución porque quieren...

—La mayoría abrumadora de las mujeres que están en prostitución tienen muy escasos recursos económicos y culturales, una gran parte de ellas son extranjeras y están en una situación de ilegalidad, tienen familias en otras partes del mundo que necesitan su dinero para sobrevivir… En esas condiciones no puede afirmarse que se prostituyen porque quieren.

—Africanas, chinas, sudamericanas, europeas del este... ¿Qué relación guarda la pobreza con la prostitución?

—La pobreza es el punto de partida de las mujeres en prostitución. No es la única causa, pero es la principal.

—Se condena a los proxenetas pero socialmente está tolerado que los hombres usen la prostitución. ¿En qué lugar hay que situar a los puteros?

—Los puteros son parte fundamental en el sostenimiento de la prostitución. Sin ellos, sin su participación activa, no existiría la industria del sexo ni la trata. Es necesario que los varones reflexionen sobre su papel fundamental en el mantenimiento de la prostitución.

—¿Considera efectivas las medidas que sancionan a estos hombres?

—Me parece una vía necesaria la sanción a los puteros. La industria del sexo es un sector económico muy poderoso, con muchos beneficios, muy bien articulado y con un pie en la economía legal y otro en la economía criminal. La prostitución crece al lado de las economías ilegales. Es necesario desactivar esta industria, penalizar a los proxenetas y a los consumidores. Todos ellos, unos y otros, sostienen esta industria. Por otra parte, la penalización de los puteros abriría un debate social y nuestros adolescentes recibirían el mensaje de que ser putero no es aceptable y explotar sexualmente a las mujeres en prostitución tampoco.

—Existen programas de atención a prostitutas (sanidad, problemas sociales, drogas, etc.). ¿Debería haber otros para trabajar con los hombres?

—Los puteros no necesitan programas de atención, lo que necesitan es comprender que la explotación sexual no es aceptable éticamente. Hay que introducir asignaturas sobre igualdad y violencia en los currículos de primaria, secundaria y universidad. Se necesitan políticas públicas de prevención. Nuestros niños y niñas, nuestra adolescencia, necesitan educación sexual y educación para la igualdad en escuelas e institutos.